Capítulo 17

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—Estoy de acuerdo, así deberíamos proceder —dije yo mirando a Elian

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—Estoy de acuerdo, así deberíamos proceder —dije yo mirando a Elian.

El factor sorpresa que planeamos fue todo un éxito y aunque costó, pudimos entrar a la base del imperio enemigo y con ayuda del imperio de Asher pudimos vencer en el acto. La conquista del imperio era algo que habíamos deseado por mucho tiempo, otras generaciones de gobernantes lo habían querido, pero por alguna razón nunca lograron el objetivo. Yo lo conseguí por el apoyo del emperador y la mente maestra de mi consorte, aunque yo tengo una inteligencia superior a la de mis antecesores y por eso puedo decir que tenemos una ganada victoria.

—Majestad —dijo uno de mis soldados y me reverenció —Ya capturamos a los prisioneros, están en la prisión del sótano por si quiere verlos —asentí con la cabeza y caminé directo al lugar, en poco tiempo serán ejecutados y sería conveniente como nueva regente de su territorio verlos.

—Reina Marie, supongo está muy complacida por nuestra derrota. ¿Se proclamará emperatriz ahora que ha logrado aumentar el poder y riqueza de su pequeño reino? —preguntó el antiguo emperador.

—Eso es algo que nunca van a saber, no sobrevivirán lo suficiente —contesté yo con una sonrisa.

La familia imperial estaba compuesta por cinco miembros, pero curiosamente solo veo cuatro personas y una medio escondida por detrás, el tema es que la apariencia de esa persona no cuadra con el quinto miembro. Por un lado tenemos al emperador y su emperatriz, luego está la madre emperatriz y los dos hijos del emperador, el príncipe heredero de doce años y el pequeño príncipe de nueve. El príncipe más pequeño no estaba en la celda, en su lugar habían un hombre grande que se escondía.

—Tu —dije apuntando al tipo escondido— Voltéate, muéstrame tu rostro.

Tuve que insistir varias veces, porque el chico no parecía intención de mostrarse. Finalmente luego de bastante insistencias y amenazas de mi padre, finalmente comenzó a voltearse lentamente y mi mundo de repente se volvió polvo, todo lo que creía y pensaba de repente fue invadido por una extraña sensación de malestar, no entendía como habíamos llegado a ese punto, no parecía muy justo que todo me saliera de esta manera.

—Mi reina —comenzó a decir ese hombre al que yo tanto conocía.

—Joey.

Salí rápidamente del sótano, necesitaba tomar aire fresco, las cosas de repente se habían volteado y no sabía cómo debía actuar ante eso. ¿Cómo pudo pasar? ¿Por qué Joey se vendió de esa manera? ¿Dónde estuvo todos estos años? No sabía que debía pensar, estaba demasiado alterada como para intentar comprenderme y en ese momento solo existía una persona a la que quería acudir, aunque no fuese correcto, solo ahí quería estar.

—Marie —escuchar mi nombre saliendo de los labios de Asher era la mejor sensación.

—Abrázame y no preguntes nada —fue lo único que pude decir, el obedeció y permaneció en silencio durante todo nuestro abrazo.

Nos recostamos en su improvisada cama y ahí nos quedamos un rato, sin decir nada, sin hacer nada, simplemente abrazados y sintiendo esa melancolía del pasado. Mi querido hermano mayor me había traicionado y necesitaba entender eso en mi cabeza, necesitaba seguir adelante y pensar en que no debería seguir confiando libremente, era hora de poner una barrera más sólida en mi alma y pensar con mucho cuidado a quien dejo ingresar.

—Mi bella Marie.

—Cállate, no quiero oír tus palabras cursis —dije separándome de golpe de él.

—¿Por qué estas molesta conmigo? Si es por el envenenamiento, te prometo que encontraré a la persona que te hizo eso y... —se vio interrumpido por mis palabras.

—No, no es eso.

—¿Qué ocurrió entonces?

—Dices que me extrañaste todo el tiempo, pero no me escribiste en todo ese tiempo que estuvimos separados. Recuerdo perfectamente que te dije que era mejor detenerlo todo, pero no me esperaba que me obedecieras tan fácilmente —me costaba mucho expresarme, cuando se trataba de el siempre me sentía vulnerable, debe ser porque él no es uno de mis consortes o porque mis sentimientos se salen de control cuando está cerca.

—¿Qué? Te mande miles de cartas, tu no me respondiste ninguna.

—¿Miles de cartas? No recibí ni una carta tuya, no me mientas Asher —él se comenzó a reír de lo que dije, algo que me hizo molestar más.

—Lo juro, si envíe cartas —dijo levantando la mano y yo decidí creerle— Alguien debe estar interceptando nuestra correspondencia.

—Ahora tengo curiosidad sobre lo que decían tus cartas.

—Solo hablaban de lo hermosa que eres y lo mucho que te eché de menos, quería verte todos los días —puso su cabello detrás de mí oreja y acercó más su rostro al mío.

—Detente Asher, deberíamos parar esto —dije separándome de golpe y el me observó confundido.

—¿Qué ocurre mi Marie? ¿Acaso no te sientes como yo —él se veía algo dolido, de todas formas intento aparentar que todo estaba bien.

—El problema no es ese Asher y lo sabes —lo miré a los ojos, como me costaba mirarlo— El problema es que estás ignorando algunas de tus obligaciones y es momento de que dejes de hacerlo.

—No entiendo lo que quieres decir.

—Recibí una carta de tu perro, me dijo que los ministros te están pidiendo que te cases y tu aun sigues ignorándolos —era difícil pensar en esto, yo tenía sentimientos por él, pero nuestras vidas estaban separadas y yo solo quería protegerlo.

—¿Tú también quieres que me case con otra mujer?

—Lo único que quiero es que cumplas tu deber y estés bien —el no comprendía que esto no estaba bien, él debía velar por su imperio, no por una mujer de otro reino que podría traicionarlo en cualquier momento.

—Esto no es justo Marie —se tapó el rostro con las manos.

—La vida de un gobernante nunca es justa, nuestro deber esta con el reino y tenemos la obligación de cumplir, aunque nuestros intereses personales vayan en contra —dije mientras le quitaba las manos del rostro.

—En este momento me arrepiento de haber tomado el trono —se comenzó a reír de repente, supongo que está nervioso por el tema que estamos tocando.

—Yo nunca quise tomarlo, pero ya está hecho y ahora hay que responsabilizarse. Ahora mi deber es casarme con Ariel y el tuyo es encontrar a tu futura esposa y casarte lo más pronto que puedas, traer un heredero al mundo y calmar a tu imperio —el parecía entender lo que le decía, aunque parecía un niño, él era un sabio e inteligente emperador.

—¿Al menos podemos estar juntos una última noche? —preguntó poniendo sus manos en mi cintura.

—La última noche, mañana volveremos a la realidad —contesté yo y el sonriendo unió sus labios con los míos, una esperanza completa invadió el lugar y de repente me había arrepentido de mis palabras.

No quería que él se casara con otra mujer.

No quería que él se casara con otra mujer

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Los hombres de la reinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora