Regresar al palacio se sintió demasiado extraño, me había ido con dos bebés en mi vientre y ahora lo traía completamente vacío y era Ariel quien cargaba esa bella vida en sus manos. Abandonar a una hija es el dolor más grande para una madre, puede que nunca pueda superar el tener que entregar a Briana, pero lo hice por ella. Todo lo que tuve que hacer fue por amor a ella, porque Briana es esa persona que no debió nacer y es precisamente por eso que quiero que viva.
Estoy segura que con su padre recibirá mucho amor, el no estará solo y se le hará mucho más fácil lidiar con nuestra separación. En mi caso, aunque duele horriblemente, soy consciente de que aún tengo a Saúl para cubrir mi dolor. De cualquier forma este no es el final, volveré a verla algún día, de eso estoy completamente segura. Solo quiero que crezca lejos del palacio, para que de esta forma no puedan hacerle daño. Cuando ya sea una mujer capaz de defenderse, en ese momento estará lista para enfrentar la verdad.
Seúl iba a convertirse en el heredero del imperio y debía mostrarlo de esa forma, no tendrá una vida fácil, será criado igual que mi hermano. Miré a un lado y pude observar a mi esposo jugando con el pequeño, aunque esté se veía cansado y con ganas de dormir. El me lo tendió y yo lo sostuve en mis brazos para amamantarlo, esperaba que mi leche fuera muy dulce y el pudiera sentirse satisfecho. Aunque todavía no tengo mucha, debo ponerlo más seguido para que comience a bajarme.
Me preocupaba como Asher va a alimentar a Briana, de cualquier forma no debería preocuparme, seguro que él tiene una nodriza para amamantarla. Pensar en que nunca podré amamantar a mi propia hija, eso rompía mi corazón en miles de pedazos y me aferraba aún más a mi hijo. No debía alterarme, no podía permitir que mi hijo me sintiera tensa o triste, eso podría hacerle daño y es lo último que quiero.
—Todos estarán muy emocionados cuando vean a Saúl, el pequeño príncipe del harén y el primogénito de la emperatriz —dijo él mientras sonreía y observaba al pequeño bebé alimentarse.
—Saúl será un príncipe muy mimado.
—Muy mimado —dijo remarcando el muy y tiene razón, va a ser el consentido del palacio.
El viaje fue muy tranquilo, pude disfrutar del hermoso paisaje y la sensación de libertad que me ofrecían los carruajes. Mi bebé iba dormido en mi regazo, tan hermoso, lo veía y era una copia de Asher. Me preocupaban los rumores que podrían surgir por eso, pero a la vez me emocionaba, me hacía muy feliz que él se pareciera a su padre. Tener un hijo con Asher era uno de mis más grandes deseos y al fina tuve dos.
Las personas del palacio estaban demasiado nerviosas y mis consortes de igual forma, los cuales esperaban mi llegada. Cuando bajé del carruaje, hicieron fila uno a uno para besar mi mano y posteriormente darle una reverencia a Ariel, por ser el consorte imperial. Se veían emocionados y no dejaban de ver al pequeño en sus brazos.
Mi hijo fue presentado oficialmente ante todas las personas que vivían en mi ahora imperio y se decidió hacer un festival en su nombre que durará una semana, ya que después de muchos años, finalmente el primogénito y heredero al trono había nacido. Yo decidí preparar una fiesta de presentación al mundo, quise organizarla al mes, para que así mi pequeño tuviera su cumplemes tan especial y todos los nobles más importantes le dieran su bendición. Aun lo consideraba pequeño y no quería que nadie aparte de mis consortes tuviera contacto con él.
Estaba emocionada por presentar a mi hijo ante todos y me sentía muy renovada ante la idea. A los pocos días de haber vuelto de mi parto, me encontré con una situación particular y es que uno de los nobles más importante iba a regalarme esclavos. Esto es algo muy particular, ya que hay pocos esclavos trabajando en el palacio, pero en su mayoría son hombres y son requeridos para trabajos de fuerza. El tema es la intención con la que quieren regalármelos y eso ya me resulta algo turbio.
Acá no hay esclavos porque si, ya que la esclavitud solo es legal para los criminales y los familiares de estos. No se puede esclavizar personas que no hayan cometido un delito y no esté comprobado y juzgado. Si una persona te debe mucho dinero y decide pagártelo con la esclavitud, entonces debes hacer una demanda y se genera un juicio, en esté juicio se vende la libertad de la persona y automáticamente te conviertes en esclavo.
La esclavitud no está permitida si no es dada por una persona de alto rango y al final quien firma esa sentencia soy yo. Se puede esclavizar a alguien de forma ilegal siempre que lo saques de mi imperio, ya que en otros imperios, la esclavitud a personas libres es totalmente normal. Acá toda persona que no haya cometido un delito o haya decidido volverse esclavo para paga una deuda, es libre y nadie puede atentar contra su libertad.
El caso más normal es mi hermano, el cometió el delito de traición a la corona y a todo su pueblo. El castigo que recibiría una persona normal es la ejecución inmediata, pero como él es de la realeza tiene cierta contemplación. Le quité sus títulos, lo reduje a esclavo y lo exilie del imperio. Ahora él es una esclavo pero lejos de aquí, probablemente en otro imperio. Los hijos que él tenga a futuro, también serán esclavizados. Es una medida cruel, si, pero no siempre una emperatriz puede cambiar siglos de reglas y costumbres.
—Su majestad —escuché la voz de mi secretario— Ya han llegado los esclavos que mandó el duque, ya los acomodamos para que comiencen a trabajar lo antes posible.
Dicho esto se marchó y yo seguí acomodando mi cabello, estaba algo cansada y tuve que trabajar demasiado. Ariel prácticamente no sale de la habitación, se la pasa encerrado con Saúl y las pocas veces que ha salido es con él al jardín y se pasan horas sentados en el pasto. Él es un padre muy prometedor, Saúl es prácticamente su vida. En ese momento pensé que era buena idea ir a ver a mis hombrecitos. Mientras caminaba por el pasillo me topé con un señor mayor, tal vez de entre treinta y cuarenta años.
—Disculpe su majestad —dijo el agachando la cabeza.
—¿Quién eres tú? Dime tu nombre y que haces aquí —mi voz sonó demasiado autoritaria, él se asustó un poco.
—Soy Henry y soy uno de los esclavos que llegó hoy, me asignaron este ala para la limpieza.
—Sigue con tu trabajo —dije seria, el siguió limpiando y yo lo analicé por unos momentos. Parece que después de todo, tendré esclavos en mi palacio. Me pregunto que habrá hecho ese hombre para terminar acá.
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Los hombres de la reina
Romance¡Prepárate para un drama real! Después de un divorcio complicado, la princesa del sur decide regresar a su hogar, solo para enfrentar una avalancha de problemas. Cuando su padre muere repentinamente en el viaje de regreso, ella se ve obligada a tom...