¡Prepárate para un drama real!
Después de un divorcio complicado, la princesa del sur decide regresar a su hogar, solo para enfrentar una avalancha de problemas. Cuando su padre muere repentinamente en el viaje de regreso, ella se ve obligada a tom...
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Los meses comenzaron a pasar y mi vientre estaba cada vez más abultado, me sentía demasiado cansada y los mareos eran cada vez más constantes. Normalmente me encuentro bien, pero estos días si me he sentido enferma, ya que estoy a pocas semanas de parir a mi bebé. Ya sea niña o niño, esté bebé será mi primogénito y por lo tanto el heredero al trono. Respecto a eso me siento bastante tranquila.
No he visto a Asher en meses, pero mi secretario le manda cartas mensualmente, siempre trata de mantenerlo al tanto del estado de mi embarazo. Aunque el no será el padre, de cualquier forma no quiero dejarlo afuera y quiero que forme parte aunque deba ser como espectador. Nos aseguramos de que las cartas se envíen de forma segura, además de nunca especificar en ellas la relación de ellos dos. Por el contrario, todas van dirigidas como si él fuese el tío del niño.
Ariel es muy atento conmigo y se ha encargado de tomar la mayoría de mis responsabilidades, me permite hacer unas pocas para que no me sienta inútil, ya que más allá de todo, la emperatriz soy yo. Si, finalmente mi reino fue declarado imperio y gracias a mis propios logros pude autoproclamarme emperatriz, la primera del imperio sur. Ariel no quiere que haga todas mis responsabilidades, ya que teme que el estrés perjudique al bebé, aunque ahora estoy en mis últimas semanas y me siento muy tranquila.
Mis consortes son muy atentos conmigo y siempre están tratando de cuidarme, no suelen dejarme sola por seguridad y suelen venir a verme con alguna actividad interesante o simplemente me traen comida deliciosa para cumplir mis antojos. Desde que me embaracé me volví muy glotona y me la paso comiendo, en especial pollo, me fascina comerlo todo el tiempo.
—Su majestad, se le ve muy bonito este vestido —dijo la nueva criada y yo me sentía muy bonita a decir verdad.
Tuve que contratar varias criadas nuevas y las que yo tenía las trasladé a otro sector. Desde que me embaracé estoy demasiado rara, en especial por mis criadas, ya que muchas de ellas comenzaron a darme mala espina y me sentía incomoda con ellas. En especial una que parecía muy cercana a uno de mis consortes, por su seguridad y la del consorte, decidí que lo mejor era alejarlas de mí y del harén. Las otras también fueron desplazadas, mi incomodidad era demasiada y necesitaba tranquilidad en ese momento.
Ahora tengo cinco criadas nuevas, con ellas me he sentido bastante cómoda, ya que me han acompañado en la mayoría del embarazo. Son súper dedicadas a su trabajo y siempre intentan brindarme seguridad, que suele ser algo que no tengo. No suelo sentirme segura en ningún lado, ya que por culpa de mi medio hermano, siempre estoy nerviosa a la hora de brindar mi confianza a otros. Por algo me fue difícil acercarme a la mayoría de mis consortes, ya que no tenía la suficiente confianza como para brindarles mi seguridad.
En cierta forma, al pasar la noche con ellos les estoy confiando mi cuerpo y mi seguridad, porque podrían matarme mientras duermo. Yo en ese momento decidí darles esa confianza, pero no fue una decisión fácil, en realidad fue más difícil de lo que pudo parecer a simple vista. Asher por el contrario, me brindó seguridad desde que lo conocí y por eso fui tan entregada a él. Algo poco seguro ahora que lo pienso con la cabeza fría, él pudo haberme hecho mucho daño y lo habría logrado, porque yo le di demasiada confianza. Aunque en realidad si hubo daño, alguien me hizo perder el único bebé de Ariel que pude tener, luego de eso no fui capaz de volver a embarazarme de él y hasta el día de hoy espero respuesta de quien fue.
—Gracias —le contesté a la criada y en ese momento ingresa Lilith, mi única criada antigua que fui capaz de conservar.
—Su majestad, ¿desea dar un paseo por el jardín? —preguntó ella con su habitual tono de voz alegre y yo asentí con la cabeza.
Ella me ayudo a incorporarme y me llevó despacio hasta el jardín, necesitaba un poco de aire fresco y que el viento me alborotara el cabello. No me sentía demasiado bien encerrada, me quería sentir aunque un poco más libre. Varias veces he pensado en la posibilidad de tener un embarazo múltiple, ya que he tenido sueños raros respecto a eso, pero tengo la esperanza de que no sea así. La realidad es que el heredero no puede compartir vientre con un hermano, de ser así, el niño menor debe morir. Es una ley muy cruel, pero existe y yo no quiero pasar por eso.
El primogénito debe ser el único bebé en el vientre de su madre, después de que este nace ya no hay problema. La verdad es que quiero tener muchos hijos y dar lo mejor de mí para criarlos como buenos hermanos, que se amen y se apoyen, tal y como solíamos ser mi hermano y yo antes de su traición. Mi primogénito será el mayor y el cuidará de sus hermanos menores por siempre, serán muy unidos y estos celebraran su asunción al poder cuando yo ya no exista. Es mi mayor esperanza y mi mayor deseo, tener una familia diferente a la que tuve de pequeña.
Las flores estaban demasiado hermosas y me sentía realmente complacida, pero la perfección no duraría para siempre. De repente comenzó a dolerme la zona baja y un líquido se derramó directo en el suelo. Fue en ese momento que las contracciones comenzaron y el inminente trabajo de parto sería lo siguiente. Yo tenía mis planes, no iba a parir en este palacio, quería hacerlo en el palacio de caza que está más alejado. Asher estaría ahí junto a Ariel para recibir al bebé, así que no tuve más opción que montarme en el carruaje y dirigirme hasta ahí.
—Su majestad, no creo que sea seguro viajar en este estado —dijo Lilith y yo simplemente la ignoré.
—Tengo un mal presentimiento, lo mejor es irnos al palacio de caza cuanto antes y asegúrate de enviar las pertinentes cartas —contesté yo y ella obedeció sin quejarse. Iba a ser una noche larga, pero estaba preparada para recibir a mi primer hijo.
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