Ariel vino a verme en cuanto se enteró de que Anton había nacido. Me sentí encantada al saber que sería otro pequeño príncipe y que podía bendecirlo con el nombre de mi querido padre. Anton era el nombre perfecto para mi pequeño y me sentía muy feliz por eso. Igual que su padre, él también se sentía bendecido. Él no se imaginaba lo que yo sabía, pero quería que me contara su versión de la historia.
—Muchas felicidades, majestad, por su pequeño príncipe.
—Gracias, Ariel, aunque hay algo que me gustaría hablar contigo. Alec, llévate a Anton por favor.
—Sí, majestad —él tomó al pequeño niño en mis brazos y se fue con él. Me quedé a solas con mi esposo.
—¿Qué ocurre, majestad? —preguntó confundido.
—¿Eres el infiltrado Ariel? —mi pregunta lo tomó por sorpresa, abrió los ojos y me dio la espalda.
—Majestad...
—Dime que no es cierto, que tú jamás traicionarías a tu reina y a tu pueblo.
—No puedo decirle eso, majestad, sería mentir. Es verdad, yo soy la persona que ha estado traicionándola en secreto. Le aseguro que tengo mis razones —esas palabras fueron como un balde de agua fría.
Se arrodilló enfrente de mi y no se movió durante un tiempo. Me sentía muy incómoda y asqueada. Todo este tiempo él me había traicionado, desde el primer momento. Me pregunto, ¿cuántas cosas más me ha ocultado? ¿Cuánto me habrá mentido?
—¿Esa quemadura que tienes en el rostro fue real o solo fue parte de tu plan?
—Fue actuación, majestad, yo mismo me hice las lesiones —su voz se quebró en la última palabra y yo sentía que tenía enfrente a un completo desconocido.
Todo este tiempo fue falso, todo lo que ocurrió fue falso. Él mismo se lastimó para ganarse mi compasión y luego simplemente siguió fingiendo. Jamás tuvo siquiera la intención de decirme la verdad, que todo había sido falso. Yo al menos fui honesta con él, desde el comienzo le dije mis sentimientos por Asher y él aceptó la vida que le estaba ofreciendo. En cambio, yo no tuve opciones, porque él simplemente me mintió.
—La muerte de la princesa también fue un plan orquestado y todo lo que ocurrió después. Que fueras atrapada por el emperador, que te acostaras con él, todo eso fue planeado también. El aborto que sufriste fue causado por el lacayo del emperador, porque él sospechaba de mi y sabía que un hijo me daría demasiado poder. Para no arriesgarse, te provocó el aborto y luego me investigó a fondo. Finalmente, el emperador lo supo y me escribió, pero yo decidí ignorar su mensaje. No imaginé que él te lo contaría.
—¿Algo más? ¿Qué más fue orquestado por ustedes?
—Tu hermano, todo lo que ocurrió con tu hermano fue un plan. Incluso se planeó matarlo una vez que lo desterraras, ya que al ser esclavo a nadie iba a importarle.
—¿Quién más fue parte de este plan? —me sentía demasiado enojada y no sabía cómo podía reaccionar.
—Mi padre, el segundo ministro, varios nobles, dos de tus consortes, sus padres, tus criadas principales y tu medio hermano.
Eso fue una total revelación, jamás creí que el idiota de mi medio hermano estaría metido en medio. No era más que un miserable bastardo al que tendría que haber matado, pero yo soy tan buena que lo dejé vivir y ahora arma un plan para destronarme. Nunca imaginé que existiese un ser más malvado que él, capaz de cualquier cosa, incluso matar a su propia hermana por sus ambiciones tiranas.
—Retírate a tus aposentos y no quiero verte por un tiempo, necesito pensar qué haré contigo y con todos los demás.
Necesitaba pensar, necesitaba tomarme el tiempo para decidir qué iba a hacer. Solo había un lugar al que podía acudir en estos momentos y no lo pensé tanto, solo fui. Él abrió la puerta y yo me abalancé a sus brazos. Aún estaba adolorida, apenas unas horas antes había dado a luz a mi hijo, pero ahora solo necesitaba de sus abrazos.
Le conté toda mi charla con Ariel y él me prometió buscar a mi hermano, ya que ahora que todo se había aclarado, podía quitarle su castigo. Aunque tendría que mandar al frente a todos los criminales, pero eso no salvaría a Ariel de la pena. De igual forma era lo correcto, muchas personas habían sufrido por él y era momento de hacer que paguen, pero mi hijo estaría en problemas.
—No puedo, Asher, si castigo a Ariel, Saúl lo pagará. Siempre será conocido como el hijo de un traidor, además tendría que casarme con Alec y sería Anton quien tomaría el trono. Si hago eso, mi hijo será quien más salga herido. Además, ellos saben de nuestra aventura y podrían poner a prueba la paternidad de Saúl.
—Tal vez sea hora de decir la verdad, de que todos sepan que tenemos dos hermosos hijos juntos y podemos juntar nuestra familia.
—No, ellos no lo van a aceptar.
—Es momento de intentarlo, podemos hacer la diferencia. Juntar nuestros reinos y convertirnos en el emperador y la emperatriz de una nación unificada. Nuestros hijos podrían estar con nosotros.
—Vayamos un paso a la vez. Encontremos a mi hermano primero, luego castigaremos a los culpables, diremos la verdad y el resto lo veremos cuando todo se haya desatado.
—Me parece bien.
Esa iba a ser una noche perfecta, y después de un año podía volver a estar con el hombre que amaba. Tal vez la vida podía finalmente ser perfecta. No quería castigar a Ariel, pero él cometió muchos crímenes graves y además esta era una segunda oportunidad para mi. Tal vez esto sea lo que debía suceder, finalmente liberarme de los traidores en mi corte. Planeaba remplazarlos a todos y no dejar a uno solo. A partir de hoy, todo será diferente y moveré mis fichas a mi antojo. No permitiré que esto vuelva a suceder y protegeré a Saúl sin importar lo que cueste.
—¿Cómo está mi niña? —pregunté ansiosa y él sonrió.
—Está hermosa e idéntica a ti.
—¿Se parece a mi?
—Tiene tus preciosos ojos verdes, es perfecta —sus palabras eran como una caricia al alma, me sentía muy bien a su lado y quería que esa sensación durara para siempre.
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Los hombres de la reina
Roman d'amour¡Prepárate para un drama real! Después de un divorcio complicado, la princesa del sur decide regresar a su hogar, solo para enfrentar una avalancha de problemas. Cuando su padre muere repentinamente en el viaje de regreso, ella se ve obligada a tom...