Capítulo 25 (Hay un traidor entre nosotros)

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Iris

Max se encuentra tumbado en la camilla, lleno de vendas y ungüentos sobre la piel. Tiene la cara destrozada, los ojos hinchados y los pómulos con hematomas, en las cejas unas cuantas cortadas, al igual que en sus labios y se puede ver la sangre seca cubriendo su cabello rubio.

Miles de preguntas cruzan mi cabeza en este momento. ¿Por qué solo volvió él? ¿El Tío habrá hecho esto? ¿Damen y Nyx estarán bien? ¿Encontraron la cura?

Quiero que Max responda a cada una de ellas. De solo pensar que Damen puede estar igual o peor que él me pone los pelos de punta.

-¿A qué te refieres con que el Tío los encontró?- pregunto temblorosa sentada en una silla al lado del Max.

-Nos dividimos para cubrir más terreno y después de unas horas el Tío me interceptó y comenzó a golpearme por... Traicionarlo- lo miro confundida- No fue mi intención, yo solo no quería hacer esa misión pero le dije que si la hice. Fue hace años, nunca pensé que se enteraría o que me golpearía por haberle mentido.

El miedo en su cara es claro. Max es una muy buena persona y tal vez la misión fue mucho para él, pero decirle al Tío que no la realizó era peor; al menos en su momento. El Tío no soporta las mentiras, humillaciones o faltas de confianza hacia su persona. Dependiendo de su humor, puede considerar cualquier mínima cosa en una traición.

Lo que aún no me quedaba claro es la razón de por qué el Tío viajó hasta acá y el cómo nos encontró.

-¿Cómo están los demás?-suelto.

-A Nyx no le han hecho nada pero a Damen... Podría decirse que está peor. Cuando me fui, estaba tumbado en el suelo sobre el charco de su propia sangre.

¿¡Qué!? ¡No entiendo! No hay motivos para que el Tío haga esto. Damen no ha hecho nada en contra de él, siempre ha sido fiel y si ha pensado en traicionarlo nunca lo ha llevado al hecho. Está actuando de manera irracional. Obviamente si he escuchado historias en donde su nivel de agresión no tiene límite, pero Damen es literalmente su mano derecha, es ilógico lo que está haciendo.

-¿Por qué te dejaron ir solo a ti?- pregunta Orión a mi lado.

-Sabía que si ninguno de nosotros volvía, tú irías a buscarnos- se dirige a mí- Me mandaron para avisarte que no puedes salir de aquí, Iris.

-¿¡No puedo salir de aquí!? Damen está allá afuera indefenso, el Tío se comporta como un completo loco, ¿y piensan que me quedaré con los brazos cruzados?

-Tu vida peligra, Iris.

-Me importa un carajo. La vida de Damen también está sobre un hilo.

-Él sabe defenderse.

-Eso lo sé, pero no creo que sea capaz de hacer algo cuando está tumbado sobre su propia sangre, ¿o si?

-No puedes irte.

-¡Cállate, Max!

Me levanto de mi asiento y comienzo a caminar en círculos por la habitación. Mi respiración se acelera al igual que los latidos de mi corazón. El sudor frío baja por mi frente y espalda. Mi visión comienza a ponerse nublada y el aire se siente más denso. Los objetos a mi alrededor se ven más grandes de lo normal, y las voces de Orión y Max se escuchan distantes.

Continúo caminando para intentar calmarme pero nada funciona. El pánico comienza en cuanto siento un dolor punzante en el pecho. Mi respiración es irregular y por alguna razón la temperatura de la habitación ha disminuido unos cuantos grados; estaba helada. Me entran ganas de vomitar y la cabeza no deja de darme vueltas.

Sin RastroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora