━ Capítulo 20

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|Un regalo de Navidad|

𝙲𝙰𝚂𝚂𝙸𝙴

Estaba de compras en un centro comercial. Quedaba poco para Navidad y tenía que comprar un regalo para Thomas, era el único que me quedaba pendiente en la lista. Después de cenar en su casa aquella noche, empezamos a quedar más seguido. Y así estuvimos durante meses; siendo amigos, disfrutando de nuestra compañía, sin ir más lejos.

   Tampoco tenía intenciones con él, al menos, no todavía. Me daba miedo pensar que si daba un paso en falso en nuestra relación, las cosas se estropearían. Y no quería eso. Así que preferí dejarme llevar por la vida, como me había propuesto hacer más a menudo. Y que llegase lo que tuviese que llegar.

   Siempre que llegaba esa época del año me ponía un poco triste. Antes celebraba la Navidad con completos desconocidos, socios de mi padre. Y aunque aquello no sonara agradable, era mejor que pasarlas completamente sola. Mis amigos se iban con sus respectivas familias, y yo no tenía una casa a la que volver.

   Recordaba con nostalgia abrir regalos por parte de mis padres que nunca había deseado realmente. En casa, mi hermano era el único que me regalaba cosas que sabía que me gustarían de verdad. No quería sonar desagradecida, pero siempre quise que mis padres se interesaran un poco más sobre qué tipos de regalos podrían hacerme realmente ilusión.

   Saber que esas navidades también las pasaría sola me puso de mal humor. Pero no podía hacer nada, por mucho que echara de menos a mi familia.

   Mientras divagaba entre mis pensamientos, encontré una corbata muy bonita y elegante que pensé que le iría genial a Thomas cuando tuviese que ir arreglado a los espectáculos de sus alumnos. Era de seda, color gris perla, con unos reflejos plateados que brillaban cuando les daba la luz. Había encontrado el regalo perfecto.

   Me dirigí a la caja y pagué por la corbata. Luego, me subí a unas escaleras mecánicas para ir hacia la salida, apoyé mi mano en la cinta mientras los escalones bajaban y miré la hora en mi teléfono móvil.

   Un escalofrío me recorrió el cuerpo cuando noté que una persona de las escaleras contiguas a las mías que subían en sentido contrario me tocó la mano con calidez. Alcé la mirada y giré la cabeza hacia atrás para ver quién había sido.

   Casi no pude reconocerlo. Llevaba un gorro de lana que dejaba a la vista sus greñas castañas, se había dejado crecer la barba y, cuando sonrió, avisté unas pequeñas arrugas que crecían alrededor de sus ojos.

   Cuando llegué a los escalones finales, me aparté del camino dejando a la gente pasar. Seguimos mirándonos, tuve que parpadear varias veces para reprimir las lágrimas que amenazaban con salir. Yo me quedé paralizada, él empezó a bajar las escaleras en dirección contraria para llegar hasta mí. Respiré hondo, un par de pasos más y lo tendría delante de mí.

   Sentí sus brazos abrazarme con fuerza, mi rostro descansó sobre su hombro y su olor tan característico me envolvió por completo, trayendo miles de recuerdos consigo. Habían pasado tantos años... que no estaba segura de si aquel hombre al que me estaba aferrando, seguía siendo el mismo niño que me acompañó en todo cuando era pequeña.

   —Lo siento... —susurré cerca de su oído. No sabía exactamente por qué me disculpaba... Supongo que por no contestar a ninguna de sus llamadas, que me estuvieron atormentando durante semanas desde el día que decidí escaparme y no volver a Seattle nunca más.

   —Qué mayor estás, Cassie. —Fue lo primero que dijo al separarse de mí. Después me limpio las lágrimas con cuidado, y luego volvió a abrazarme de nuevo—. Perdóname, fui el peor hermano del mundo aquel día.

𝐒𝐎𝐌𝐄𝐓𝐇𝐈𝐍𝐆 ➢ Thomas Brodie-SangsterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora