24. El beso

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Alina Potter

A Alina le encantó salir del castillo después del almuerzo. La lluvia del día anterior había terminado. El cielo era de un gris pálido y la hierba estaba mullida y húmeda bajo sus pies cuando se pusieron en camino hacia su primera clase de Cuidado de Criaturas Mágicas.

Aunque a esto debo añadirle, que hace solo una hora, todo el mundo se había enterado de su incidente con la profesora Cassandra Vablatsky.

- ¿En serio? Otra vez? – dijo James cuando me senté a su lado

- ¿Piensas que a mí me hace gracia? – le dijo – Pues créeme que ninguna...

- ¿Es cierto? ¿Viste el Grim en la taza? – preguntó Peter asustado

- No digas estupideces – comentó Remus – O no recuerdas que hizo lo mismo con Sirius cuando tuvimos nuestra primera clase de adivinación.

- Es cierto – comentó Peter más tranquilo - Pero aquello tenia otro sign...

- Siempre hace lo mismo – le dijo Sirius interrumpiendo a Peter para que no siguiera hablando. Los Merodeadores tardarían años en averiguar que no era el Grim lo que se veía en la taza de Sirius sino su forma de animago – No te preocupes. Siempre cae alguien y este año fuiste tú...

- Pero lo de mandarla al despacho de Dumbledore sobraba – protestó James

- ¿Qué le dijiste exactamente? – preguntó Remus

- Pues que no era un Grim lo que se veía en la taza...

- ¿Y qué era según tu? – preguntó Sirius con curiosidad

- ¡Alina! ¡Corre o llegaremos tarde! – gritó Yasmine interrumpiendo la conversación

- Ya voy. Os veo luego – dijo y se levantó rápidamente - No quiero que me vuelvan a castigar 

Yasmine y Alina descendían por el césped hacia el Bosque Prohibido. Las demás ya estaban esperando al comienzo de la clase. Alina se dio cuenta de que debían de compartir aquellas clases con los de Slytherin.

Silvanus Kettleburn aguardaba a sus alumnos en la puerta de la cabaña.

— ¡Vamos! —Gritó a medida que se aproximaban sus alumnos—¿Ya está todo el mundo? ¡Bien, seguidme!

Silvanus Kettleburn llevó a los alumnos hacia un prado donde no había nada.

Trotando en dirección a ellos se acercaba una docena de criaturas, las criaturas más bonitas que se pudieran ver. Eran criaturas con el pelo totalmente blanco y dos alas que le permiten volar.

- Pegasos – dijo el profesor señalando a las criaturas - Son criaturas muy tímidas que sólo puede ser domadas por jinetes de buen corazón. Los pegasos detectan el mal innatamente y no servirán a quien intente domarlos con fines malvados.

- Eso va por vosotros – dijo un alumno de Gryffindor refiriéndose a los de Slytherin

- Los ha conseguido usted, profesor? – preguntó Stephany

- No... me los ha traído una vieja amiga – dijo mientras le guiñaba un ojo a Alina. 

Maléfica.

- ¿Podemos acercarnos? – preguntó Yasmine

- Bueno, yo no he conseguido acercarme a pesar de que mis intenciones eran buenas... Alina, ¿por qué no lo intentas tú?

- ¿Yo? – preguntó haciéndose la sorprendida.

Una Vida Diferente | Sirius BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora