49. Doble perdida

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Sirius Black

Era una tarde bastante tranquila en el Valle de Godric. Después de un día intenso trabajando para la Orden del Fenix, decidí hacerle una visita a James. Últimamente no lo había visto mucho ya que no teníamos los mismos horarios ni compartíamos misiones.

Cuando me aparecí delante de su casa, eran las cinco de la tarde. En aquel momento, la calle estaba vacía y, al parecer, la casa también.

Debo admitir que la casa que Jimmy compró es bastante bonita y está situada en un lugar bastante tranquilo, mucho mejor que mi pequeño piso en Londres el cual, cada vez que venía Alina, parecía más pequeño pero no me disgustaba.

Moví mi dedo hasta el timbre que había al lado de la puerta y el sonido de este se escuchó perfectamente desde el lugar donde me encontraba. Dentro, unos pasos se empezaron a escuchar los cuales se dirigían a la puerta. Muy al contrario de lo que yo pensaba, si había gente en la casa.

- ¡Canuto! – exclamó emocionado James al verme

- ¿Qué pasa Jimmy? – dije devolviéndole el saludo

Sabía que a James no le gustaba que le llamará así pero a mí me encantaba.

- Pasa – dijo apartándose para que pudiera entrar – ¿Cómo te va?

- Bueno, este es el único momento que tengo para descansar

- Vaya, ¿tan mal te va?

- No, no es eso. Simplemente, estoy cansado – dije mientras me dirigía al salón – ¿Y Lily?

- Ha salido a hacer unas compras. Supongo que llegará sobre las ocho

- Y yo espero poder estar en casa a esas horas.

- ¿No te quedas a cenar? – preguntó James

- No, tengo turno de noche – dije pesadamente – Debo volver a casa para coger las cosas y supongo que comeré algo por el camino.

- Como veas. Estoy seguro de que a Lily le encantaría que te quedaras a cenar y a mí también.

- Lo sé, pero no puedo. Gracias por el ofrecimiento – dije sentándome en el sofá - Otro día será.

James se fue unos minutos a la cocina para traerme algo de beber y yo aproveché para descansar unos segundos. Apoyé mi cabeza en el respaldo del sofá y no puede evitar dirigir mi mirada a un rincón del salón. Me levanté y me acerqué a una pequeña mesa que había en una de las esquinas. En ella, había varias fotos. En la mayoría salían James y Lily pero me fije especialmente en tres. En una de ellas, aparecían James y Alina, los cuales debían de tener unos diez y doce años. Se encontraban en el salón de su casa yo se mostraban sonrientes ante la cámara pero se veía claramente como James hacia todo lo posible para hacer reír a su hermana; en la otra foto, aparecían Lily y Alina el día de la boda: Lily con su vestido blanco y ella con ese vestido que le quedaba tan bien; la foto que más me gustaba era una en la que salíamos los cuatro Merodeadores y Alina, que se encontraba entre James y yo. Era la que se mostraba más sonriente mientras James y yo la rodeábamos con nuestros brazos y Remus y Peter sonreían a la cámara. Me encantaba esa foto. Y, lo más gracioso es que la sacamos cuando estábamos en cuarto y ella cursaba segundo y yo ya estaba perdidamente enamorado de ella. Lo peor era que no lo sabía.

- ¿Te gusta esa foto? – dijo James cuando entró en el cuarto

Inconscientemente había cogido la foto y la sujetaba muy fuertemente mientras sonreía como un tonto.

Una Vida Diferente | Sirius BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora