37. Celos

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Alina Potter

Después de que mi madre me diera permiso para quedarme una semana más, utilicé ese tiempo para seguir acudiendo a las clases de gimnasia artística y perfeccionar lo que ya había conseguido hacer. También había aprendido un poco de francés lo cual me permitió saber las típicas palabras que se podían emplear para comenzar una conversación. La verdad, no tenía ninguna gana de volver a casa pero tenía que volver a mi vida normal y volver con James, con mis padres y con Sirius.

Así que, después de once días, volví a casa. Me llevé una grata sorpresa al encontrarme a Lily en mi casa, pero mi madre me había explicado que era ella la que invitaba a Lily porque le había caído muy bien y, como no, Lily aceptaba encantada.

Los Merodeadores

Al día siguiente del regreso de su hermana, por la mañana, el despertador sonó a las seis en punto para que James pudiera pagar a la lechuza que le entregaba El Profeta.

James se limitaba a echarle un vistazo a la primera plana antes de dejarlo tirado en cualquier sitio. James esperaba leer algo referente a lo que estaba ocurriendo en el mundo mágico, pero el Profeta se limitaba a ocultar la verdad.

James no pudo quitarle la idea a Lily de unirse a la Orden del Fénix, así que tuvo que ceder no muy contento con la idea.

Al menos, Sirius parecía estar de su parte. Había que reconocer que sus palabras a veces eran de todo contradictorias pero siempre solía sacarle una sonrisa cuando peor se encontraba.

Orlando, su lechuza, había salido a cazar; su jaula estaba vacía sobre el escritorio. James se puso a dar vueltas por su dormitorio, esperando que regresara; notaba la cabeza a punto de estallar y tenía tantas cosas en que pensar que no creía que pudiera dormir, aunque le escocían los ojos de cansancio. Debía mandarle una carta urgente a Frank Longbottom, el cual ya había terminado sus estudios en Hogwarts, para que intentaran convencer al resto de los miembros de la Orden de su intención y la de sus amigos de formar parte de ella. Tendría que hablar personalmente con Dumbledore pero antes quería "ganarse el corazón" de los ya miembros de la Orden.

Al pasar por delante del baúl del colegio, el cual ya tenía preparado para su último curso en Hogwarts, le pegó una patada, pero en lugar de aliviar con ello la rabia que sentía, se encontró aún peor porque ahora tenía que sumar el fuerte dolor del dedo gordo del pie al del resto del cuerpo.

Justo cuando pasaba cojeando por delante de la ventana, Orlando entró volando con un débil batir de alas.

— ¡Ya era hora! —gruñó James cuando el pájaro se posó con suavidad encima de su jaula – Lleva esto a Frank Longbottom – Dijo entregándole el pergamino.

Orlando echó a volar de inmediato. En cuanto la lechuza hubo salido por la ventana, James se tumbó en la cama sin desvestirse y se quedó mirando el oscuro techo. Sirius se encontraba con su hermana en la cocina y, sinceramente, necesitaba a su amigo con él pero tampoco le iba a prohibir del todo que estuviera con su hermana.

Orlando no regresó a la mañana siguiente. James pasó el día entero en su habitación y sólo salió para ir al cuarto de baño. En tres ocasiones, Alina intentó sacarlo de su habitación pero no consiguió cambiar su opinión. Sirius sabia el por qué no quería salir, así que intentaba que Alina se olvidara de su hermano.

Una Vida Diferente | Sirius BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora