Capítulo 11

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—Gracias por recibirme— a tres semanas de la última vez que se le ocurrió aparecer con su terapeuta y cumpliendo oficialmente cuatro meses de ser una persona unida en matrimonio, estaba preparado para cualquier reacción de esa mujer.

Se había ausentado de las sesiones porque según él podía tener todo bajo control y no necesitaba más abordar su trastorno mental en el que cualquier omega le provocaba repugnancia.

Pero ahora un nuevo problema le aquejaba, estaba más que obsesionado con Kim Dan, estaba obsesionado con la idea de volverse a acostar con él. Todo el tiempo deseaba verlo, quería besarlo cada que lo tenía cerca, incluso se masturbó varias mañanas teniéndole en mente.

En definitiva, su problema mental le había llevado a un abismo del que ya no podía salir y para colmo, no hacía más que pensar en la teoría de Dan, en la que ambos forzosamente intentaban convencerse de que el haberse acostado había sido producto de un instinto casi animal en el que se sintieron atraídos por su naturaleza y el accionar descontrolado de sus feromonas.

Y aunque en realidad no había problemas entre ellos y estaban compartiendo uno que otro momento agradable cuando se encontraban ambos en casa, el asunto es que no se podía hablar ni de amistad ni de coquetería, sólo estaban ahí como unos conocidos que se trataban con respeto y cordialidad porque así lo ameritaba la situación.

—¿A qué debo el honor de su asistencia?

—Sé que le he fallado durante tres semanas.

—Pensé que no volvería— la terapeuta se acomodó en su asiento y pronto tomó su pequeño bloc de notas.

Jaekyung se sintió ahora si en un espacio en el que podría hablar con más libertad sin estar fingiendo que estaba tranquilo.

—Hace cuatro semanas me acosté con el chico con el que estoy casado.

—Su esposo.

—Bueno, sí. Con él.

—Comprendo— esa mujer sabía cosas, podía notarlo, era una sabelotodo que seguro le leía la mente.

—Fue el día de mi cumpleaños, un día después de la última semana que vine con usted.

—Puede saltarse esos detalles Jaekyung, mejor dígame ¿Qué lo hizo venir aquí?

—El asunto es que... bueno, ambos creemos que lo que pasó fue sólo producto de nuestro instinto como alfa y omega, no hay algo detrás, tampoco es como si estuviéramos viviendo una especie de romance— esperando a que la mujer agregara algo, guardó un poco de silencio, pero al notar que ella únicamente lo observaba comprendió que debía continuar—. Kim Dan... él, bueno... lo que quiero decir.

—Él le gusta.

—No, espere. No me refería eso.

—No puedo saber a qué se refiere porque no ha dicho nada.

—Lo que quiero decir es que estoy loco por él, no puedo sacarlo de mi mente. Quiero besarlo, sentirlo cerca. Quiero tener sexo con él, quiero dejarle marcas por todo el cuerpo, quiero tenerlo en mi cama, quiero que su voz sea lo último que escuche antes de irme a dormir, quiero esconderlo en un lugar donde nadie pueda mirarlo. ¡¿Entiende eso?! — tuvo que tomar aire luego de exaltarse y supuso que había exagerado con el tono de su voz. La psicóloga no parecía afectada, sino que le mostraba pleno interés—. Usted tenía razón, él me atrae ¿Qué va a decirme ahora?

—¿Alguna vez se tomó tiempo para revisar los folletos que le di?

—¿Cuándo me dio unos folletos?

—Olvídelo Jaekyung, se los daré otro día. Ahora no tengo impresos.

—¿Qué debo hacer?

—La pregunta aquí sería ¿Qué es lo que usted quiere hacer? Yo no soy una consejera Jaekyung, todo lo que puedo hacer es escucharle y hacerle notar lo que piensa, lo que siente y lo que necesita. Esa decisión depende sólo de usted.

Decálogo (Jinx)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora