Capítulo 14

5.3K 572 98
                                    

Estaba muy nervioso por estar en ese lugar. Las personas de la fila y los encargados de la seguridad en la puerta de la librería daban miedo.

Se sentía muy extraño porque era la primera vez que hacía algo a escondidas de sus padres.

Pasó una semana entera suplicándoles para ir a la firma de libros de su escritor favorito. Kim Young-ha era su ídolo de la literatura desde que se encontró uno de sus relatos entre las cosas de su abuela, él no pudo parar de leer. Ese día podría conocerlo en persona y tener una dedicatoria especial escrita por puño y letra de él, tenía que estar ahí. Y eso era sólo algo que estaba en su mente porque sus padres le dijeron que no tenía permiso de faltar a la escuela y que tampoco pensaban pagarle el tren a Busan, así fue como su abuela se escabulló durante la noche en su habitación, puso dentro de su mochila uno de sus libros favoritos y le dio el dinero que necesitaba para pagar el tren de ida y regreso.

Dan la abrazó tan fuerte que su abuela soltó una pequeña queja en señal de dolor.

Así llegó hasta esa fila donde varios chicos eufóricos y otras lectoras apasionadas trataban de empujarse para ver quién de ellos conseguía entrar primero.

Estaban sucediendo tantas cosas al mismo tiempo que no pudo esquivar a la loca que se metía a la fila por un lado y lo empujaba haciéndolo caer.

El dinero que su abuela le dio para el tren de regreso se regó por el suelo y fue ahí donde se sintió arrepentido de no haberlo guardado en un mejor lugar que el bolsillo de su pantalón, para colmo se había raspado la rodilla y el pantalón de la escuela se rompió tanto que ya podía imaginarse el regaño de su mamá. Vio las monedas lejos de la fila, supo que si abandonaba su lugar no tenía posibilidades de regresar a él, así que asumió que era el peor día de su vida.

Cuando dejó su sitio, otros no tardaron en empujarse y mientras recogía el dinero notó que faltaba un billete de 20 mil wons. ¡Maldición! Seguro que alguien se lo robó.

¿Cómo regresaría a casa?

A pesar de haber perdido la motivación fue hasta el final de la fila y suspiro desanimado sabiendo que sería el último en entrar.

—Disculpa ¿Aquí es la fila para la firma de libros de Kim Young-ha? — un muchacho alto que vestía uniforme le estaba preguntando a él. A él a quien casi nadie le hablaba, o bueno, es que mejor dicho era malo socializando y prefería mantener las distancias.

—Sí.

—Excelente— el muchacho corrió hasta un auto—. Es aquí, ya vete. Te llamaré cuando salga— un sujeto con gafas oscuras asintió con la cabeza y luego el chico regreso a su lado—. Es un caos, estoy seguro de que la mayoría de los que están aquí son fanáticos del momento por lo del nuevo relato que va a leer y no conocen todos sus libros.

Dan sonrió ante el comentario porque él acababa de pensar lo mismo cuando veía que todos hacían desorden.

—Estoy seguro que nadie leyó su libro de 1996, es la década el olvido.

—¿Verdad? — el muchacho fue confianzudo y se acercó más hasta él—. El libro de tengo derecho a destruirme maneja una prosa más compleja, no es apta para gente inmadura.

—Pareces muy maduro ¿Cuántos años tienes? — había algo en ese chico por lo que Dan se sentía especialmente cautivado, era la primera persona en el mundo que le caía tan bien y prácticamente lo había conocido tres minutos atrás.

—13 ¿Y tú?

—¡Yo igual! No puedo creerlo, pensaba que era el único adolescente en leer los libros más viejos de Kim Young-ha.

Decálogo (Jinx)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora