Especial 2 (Resubido)

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—Papá ¿Crees que esto de verdad le guste a Seojin?

—Claro, le encantará. Las galletas son su comida favorita en el mundo y los dinosaurios es lo que más ama en la vida. No habrá falla con esta sorpresa.

La cocina era un desastre, la hora de ir a la cama había sido sobrepasada desde hacía veinte minutos, ambos estaban cubiertos de harina, chocolate y colorante.

Juntos se esforzaban por usar las mangas pasteleras para decorar esas galletas lo mejor posible, era una experiencia que no le sucedía todos los días. Tener a su hija, su pequeña princesa sonriendo para él, mientras entre los dos ponían de cabeza lo que tenían a su alcance, era algo que comenzaría a implementar como parte vital de sus días libres.

A veces estaba tan inmerso en el trabajo que no estaba consciente de los buenos momentos que podía perderse.

Su gran idea de sorprender a Seojin por la mañana con la habitación cubierta de dibujos y galletas hechas en casa, era lo mejor que se le ocurría para reconciliar a esos dos.

¿Por qué de pronto parecían adolescentes? ¿Por qué perdían el tiempo peleando?

No soportaba ver a sus hijos distanciados porque nadie más que él y en primera fila, era testigo del cariño que se tenían, bastaba con recordar aquellas noches en las que siendo unos bebés lloriqueaban en su cuna haciendo un escándalo, fue así hasta que descubrió que cuando estaban juntos y compartían la misma cobija en la misma cuna, dormían más y mejor. Se llenaba de nostalgia al recordar la manera en que unían sus pequeñas manos en un paseo en carriola.

Cuando comenzaron a caminar y Yejin lo logró primero, no dudaba en correr y ayudar a su hermano quien todavía tropezaba, además ese pequeño obstinado de Seojin, cuando habló fue el nombre de su hermana la tercera palabra que dijo.

Esos dos se amaban y ambos estaban sufriendo con esa absurda discusión.

—Papá ¿Está es linda? — le preguntó su hija mostrándole una galleta con forma de tricératops, ella había elegido un color rosa para su cola y sus patas, pero extrañamente se lucía bien.

—Es muy linda— la pequeña Yejin se levantó sólo para acercarse a él y darle un beso en la mejilla, luego regresó a su lugar y continuó con lo que hacía.

Era tan genial ser papá.

¿Cómo era posible que alguna vez en su vida se hubiera negado a la idea de tener hijos?

No lo entendía.

—¡Pasa de las 10 de la noche! — Dan apareció con su ya bien conocida preocupación por cosas sin relevancia—. ¿Cuánto más piensan estar haciendo esto?

—Mamá ya casi terminamos. Come galletas, las que horneó papá son las más deliciosas.

—¡Jaekyung! Esto es tu culpa. Mañana debe despertar temprano para ir a la escuela.

—No es para tanto. Ya sólo nos falta poner las galletas en la caja y decorar con un moño enorme.

—Papá es el mejor. Seojin va estar feliz con esto y ya no estará enojado conmigo.

—Yejin, cariño— Dan fue junto a ella y le arrebató la manga pastelera—. Yo terminaré esto ¿De acuerdo? Ahora es mejor que vayas a dormir.

—¡No! — de forma obstinada ella volvió a sostener la manga pastelera y bajó la mirada para seguir con su proceso decorativo—. Papá dice que las sorpresas y los regalos son más valiosos si los haces con tus propias manos.

—Jaekyung. Ven conmigo— al ver la expresión de su esposo, supo lo que estaba por venir, así que sonrió a su hija para darle ánimos y se escondieron detrás de la pared—. ¿Esta fue tu gran idea? Entonces que se desvele y mañana no quiera despertar.

Decálogo (Jinx)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora