𝟏𝟏 | 𝐌𝐀𝐑𝐄𝐏𝐎𝐓𝐎

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Estoy cagada hasta las patas. Sin saber qué hacer me daba vueltas por todo el departamento, esperando una llamada por lo menos. Aunque me veía tranquila, (No me veía tranquila.) Llamaba a el Benja cada 10 minutos a ver si había alguna señal de vida.

— Contesta, mierda... — Sonaba el tono de espera mientras yo movía ansiosa la pata.

Esta wea va a salir en las noticias o algo.

Prendí la tele, para distraerme por último, pero como eran las perras 3 de la mañana no había nada.

Una hora y algo después escucho que abren la puerta seguido del sonido de unas llaves, y me paro como un mojón soplada a ver. Ahí me encuentro con el Gustavo y el Jorge, entrando cansados.

— Chiquillos, ¿Cómo está el Tomás? — Pregunté rápido y directo.

— Lo internaron, porque era algo profunda la herida. — Habló el Gustavo. El Jorge no habló, se veía arrepentido. — El Benja se quizo quedar con él y a nosotros nos mandaron pa la casa.

— Cabro de porquería. ¿Y porqué lo apuñalaron a el weon?

— Por idiota. Se metió en una pelea porque sí. Weon tenía que ser.

— No se metió, lo llamaron. — Dijo finalmente el Jorge.

— ¿Porqué lo van a llamar a él? — Pregunté yo ahora.

— Porque él ya es parte de su pandilla culia, lo van a llamar cada vez que quieran hacer algo y cómo el otro es perkin, va a ir. — Dijo el Gustavo e hizo comillas con los dedos en la palabra "pandilla"

Conchalalora

— ¿Y qué hacen ahí?

— Van a carretes, se meten con cualquier mina, se agarran a combos, tienen hasta un equipo de fútbol los maricones.

— Ya, todo porque somos mejores que el tuyo. — interfirió el axl rose

— ¿Vo igual estai en ese grupo? — Pregunté, dirigiéndome al chiquillo pelo largo.

— Sí.

— Ah, mierda. Todos pandilleros acá.

— Yo no. — se defendió el gustavito.

— El único real. — hice un gesto con la mano en señal de paz.

Pasaron las horas, lentamente, pero hablamos toda la noche sobre aquella pandilla en la que estaban metidos. Mucha información no podían darme, pero entendí que no era algo muy bueno para que sea tan confidencial. Desde ahí que todo comenzaba a hacerme ruido, sentía que no quería estar ahí.

Se supone que debíamos quedarnos hasta mañana, pero veremos, según el progreso de el Tomás, qué haremos.

13:57

Hoy decidí que iba a ignorar completamente lo que me enteré ayer sobre el Jorge, haré cómo que no sé nada. Sólo lo usaré contra él cuando se quiera pasar el rollo.

Entonces ahora estábamos paseando por reñaca a pie Benja, Gustavo, Jorge y yo, esperando a que sea el horario de visitas de la clínica dónde estaba internado el chiquillo pelao.

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Entré en la habitación para ver a un cabrito de trenzas africanas y ojos cansados recostado en la camilla. A pesar de estar pa el loli, se ve entero rico. Me miró sonriente, como siempre.

— Uy, la media enfermera que me mandan. Así que me apuñalen de nuevo pa volver acá.

— Si, vine a inyectar veneno en el suero pa que vayas sanando más rápido, mijito.

✝ FLAYTIANDO | TOM KAULITZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora