𝟏𝟐 | 𝐍𝐎 𝐓𝐈𝐌𝐄 𝐅𝐎𝐑 𝐖𝐄𝐎𝐍𝐄𝐒

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★ TRES MESES DESPUÉS | MAYO

Como pueden predecir, el Tomás estaba como tuna ahora y estaba asistiendo a clases con normalidad, todo bien, excepto por algo...

Tenía un nuevo grupo de amigos, y ya se pueden imaginar quiénes.

Siempre fui una persona muy tranquila en el liceo. Ninguna anotación, buen promedio, buena asistencia, etc. Pero ellos no, y ya nos  habían obligado a la Anto y a mí a hacer la cimarra un par de veces, y no para hacer cosas sanas precisamente.

Entonces recientemente decidí, por más que quería a el Tomás, alejarme del grupo, o por lo menos de sus amigos, además era un temón el del Jorgito culiao.

No los ignoraba, pero mantenía distancia.

Y así he estado tiempo sin que se dieran cuenta de que algo sucedía, hombres.

Pero no time for weones.

Se acercaba el cumpleaños de mi amiguita Antonela en dos meses pa ser exactos, que es mucho más importante que cualquier cosa porque nunca sé qué chucha regalarle, y a mí me gusta siempre ser el mejor regalo po. Ahí se me prendió el foco, un álbum de los straykids. (30 lucas, weon)

Y eso significaba una cosa;
a trabajar mierda.

Empecé a tirar currículum por aquí y por allá, ninguna especialidad pero si ganas de trabajar, jefe. Me tomó como un mes pero me aceptaron en el KFC del mall como cajera los fines de semana, me sirve.

════ ⋆☆⋆ ════

Mañana del viernes. junio

Físicamente en la micro sentada al lado del Tomás, mentalmente casándome con pablo chill-e.

— Dalia

Habló a lo lejos una voz.

— DALIA

— ¿Que queri, Tomás? Es muy temprano pa weas. — dije sacándome los audífonos

— ¿Vamo a comer maruchan con los cabros?

Que rico, weon, pero tengo que buscar una excusa.

— Mmmh, no puedo, tengo que ir a hacer unos trámites y cierran temprano hoy.

— Te acompaño. — puta la wea, tomás.

— No si voy solita.

— ¿Y? Si andar conmigo es cómo estar sola igual, no te molesto en nada, dalita pesa.

— Seguro, cotorra culia. — dije y me apoyé en la ventana pero luego me alejé por que gracias a un lomotoro me pegue.

— Me ofendiste caleta, me voy a sentar con la abuelita de atrás.

— No le digai abuelita a mi sugar mami. — los dos miramos hacia atrás haciendo que el benja nos mirara incómodo, ya que no sabía por que lo mirabamos.

— ¿Qué chucha? — habló el emo

— Nada. — dijimos al unísono.

— JAJAK, me debi un chicle, weona. — dijo el Tomás tocando mi brazo.

— Dale, lo mastico y te lo pego en el pelo, saco de wea.

✝ FLAYTIANDO | TOM KAULITZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora