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Les llevó una semana abandonar las tierras baldías porque Naru tenía demasiadas cajas con artilugios y la gente de la ciudad no pretendía dejarles irse así como así

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Les llevó una semana abandonar las tierras baldías porque Naru tenía demasiadas cajas con artilugios y la gente de la ciudad no pretendía dejarles irse así como así. Yawe insistió en que debían tener un día de fiesta por las labores de Tobe defendiendo sus ciudades, uno por el trabajo de Kura con las cazadoras, otro por Naru y los inventos que les dejó, un par más para despedir a Era y Jotu que se marchaban con elles y otro más porque les extrañarían en la ciudad. Gran parte de las personas baldías estuvieron de acuerdo y los siguientes días estuvieron llenos de comida y obsequios de todo tipo.

No cabían en el aéreodeslizador que les dieron para marcharse, por lo que Naru se tuvo que despertar bien temprano y conseguir ayudantes para juntar su vehículo con un aéreodeslizador que sólo llevaría obsequios y otra cabina de viaje. Al final de la tarde, consiguió algo muy similar a un tren flotante de tres compartimientos. Quienes les ayudaron estaban agotades y Naru prácticamente se durmió apenas se metió al aéreodeslizador de artilugios, que era el que había elegido para sí misme. Quería viajar con algunos de sus inventos para trabajar en ellos durante el camino.

Era y Jotu se subieron al primer aéreodeslizador tras despedirse de su madre adoptiva. Kura intentó no reírse cuando la baldía pellizcó una mejilla de Tobe y le dijo que, héroe de las tierras baldías o no, tenía que cuidar bien de sus niñes. Tobe asintió varias veces e hizo la señal de promesa mediasangre, asegurándole que él también les quería con vida y sanes.

Yawe abrazó a Kura y se puso a llorar. Él no pudo evitar hacerlo también. Luego otras cazadoras les abrazaron y fue peor.

Cuando se tranquilizó, se despidió de Daura, con la que Tobe había estado hablando por unos minutos.

—Pensé que venías con nosotres —mencionó mientras Daura sostenía sus manos.

Ella sacudió la cabeza.

—Es muy pronto. Confía en el plan de Tobe, ha hecho cambios por ti —Sonrió al comentárselo—. Nos vemos en Antiqua, Jese.

Kura asintió, tragándose el nudo que tenía en la garganta.

—Nos vemos allí. Intenta que Yawe no llore mucho...

—Haré lo que pueda —Daura fingió un tono cansado y él sonrió y soltó sus manos lentamente.

La fantasía de una vida en las tierras baldías había terminado.

Era hora de volver a "casa".

Kura se subió al último aéreodeslizador. Tobe ya estaba en el otro lado del asiento y el vehículo no tardó en ponerse en marcha.

A medida que se alejaban de la ciudad, el paisaje fuera de la ventana se convertía en una extensión interminable de arena amarilla y cielo blanco. Estos aéreodeslizadores sí tenían paredes y un techo, además de un sistema de ventilación improvisado por Naru, que no había dejado de balbucear que necesitaba pensar en algo o se morirían de calor durante el viaje.

Besar al demonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora