Epílogo

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Tobe estaba aburrido de escuchar acerca de los detalles del palacio de Banticore

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Tobe estaba aburrido de escuchar acerca de los detalles del palacio de Banticore. No pensaba quedarse a vivir allí de todos modos y no comprendía por qué los sirvientes antiquenses insistían en caminar detrás de él por todo el lugar. Se sentía acechado.

Había llegado al palacio de Banticore esa misma mañana, acompañado de su grupo y un pequeño ejército de gente baldía que intimidaba a cualquier antiquense que no les conociera. Llevaba una capa roja que Naru le recomendó para ser identificado y vació un saco con las cabezas de los miembros de la Junta en el patio. Algunas ni siquiera estaban en una pieza y de otras sólo pudo encontrar lo suficiente para ser reconocidos.

Las historias se extendieron desde el pueblo de Avian una vez que dejaron el palacio para hacer este viaje y los sirvientes de Banticore prácticamente se pusieron de rodillas y se echaron a llorar pidiendo piedad.

Eran un fastidio.

Su gran lealtad a la Junta había cambiado en menos de una hora y ahora querían que Tobe ocupase el palacio de Banticore y dirigiese Antiqua desde allí. Él no tenía interés ni en una cosa ni en la otra. Sólo quería ver algo.

El salón del trono de Banticore solía ser ocupado por Asida y sus namis, pero la Corona era algo que ni siquiera ella podía usar. Se encontraba colocada sobre un almohadón y bajo un cristal protector. Era de un color más rojizo que dorado y tenía gemas rojas y blancas.

Tobe se detuvo frente a esta y la observó durante unos segundos.

—Pu-Puede usarla, si gusta —balbuceó uno de los sirvientes.

—Sí, ¡s-sí, así quedará claro que Antiqua vuelve a tener un rey!

¿Qué le hacía creer a esta gentuza que él quería un título tan estúpido?

Las guardianas rompieron el cristal protector y él se llevó la Corona de Antiqua.

—¿Su Alteza? —Otro sirviente intentó seguirlo cuando él comenzó a alejarse de nuevo.

Tobe hizo una pausa en la entrada del palacio, harto de este teatro.

"No soy un rey" los miró por encima del hombro con el ceño fruncido. "Soy un demonio que va a destruir este sitio si no se callan"

Al fin dejaron de molestarlo.

Una vez en el patio, Tobe se estiró y observó la corona a la luz del sol. Ni siquiera era tan linda.

—¿Te la vas a poner? —Kura bromeó con eso. Estaba recostado en un lado del aéreodeslizador en que viajaron, cruzado de brazos.

"¿Tú la quieres?"

Kura arrugó la nariz y negó.

"Se la daré a Era entonces" decidió Tobe, metiéndose al aéreodeslizador de nuevo.

Kura lo siguió adentro, hizo una seña para indicar que regresaban a Avian y cerró la puerta. Luego se arrastró sobre el asiento hacia el regazo de Tobe.

Besar al demonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora