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Tobe recordaba haberse pasado horas estudiando el mapa de la frontera entre Antiqua y las tierras baldías

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Tobe recordaba haberse pasado horas estudiando el mapa de la frontera entre Antiqua y las tierras baldías. La zona de la cordillera entre la parte norte de Banticore y el sur de las tierras baldías servía como una poderosa defensa, en especial considerando que sólo los pueblos baldíos conocían esa área y eran capaces de atravesarla sin poner en riesgo sus vidas. El índice de supervivencia de antiquenses que se metían a las cordilleras era apenas del 1% y sólo porque se regresaban por donde entraron a tiempo.

Sin embargo, la zona entre Avian y las tierras baldías era un paso arenoso sin seguridad alguna. A pesar de que era un fastidio tener que cruzarlo todo a pie, era posible. Y que fuese posible para las personas de Antiqua era el verdadero problema.

La ciudad de Daura era la más próxima a esa frontera, pero las cinco ciudades más cercanas no se encontraban en mejores condiciones. En especial después de que se corrió el rumor de que esta ciudad tenía un "protector" que nadie identificaba porque no se salía con vida después de verlo, quienes pretendían saquear las ciudades baldías tomaban la sabia decisión de ir hacia una de las ciudades contiguas que no eran protegidas por él.

Las tres más al noroeste eran demasiado cerradas para que Tobe pudiese visitarlas. Necesitaba que Daura fuese elegida como la gobernante para poder contar con su apoyo. La que estaba más al sureste, al pie de las cordilleras, sólo lo recibiría si se acercaba con un miembro de esa ciudad. Eran incluso más cerrades que la gente de las demás ciudades.

Tomando todo esto en cuenta, su única opción era la ciudad de Era al norte de la ciudad de Daura. No la había visto desde que regresó a esta época e intentaba buscar en sus memorias el cómo fue Era a esta edad. Si no se equivocaba, todavía estaba en la adolescencia cuando se pegó a él, sin importar cuántas veces intentó dejarla atrás para no llevar baldías tan jóvenes a misiones peligrosas.

Cuando la ciudad apareció en el horizonte, Tobe se aseguró de presionar el interruptor que disminuía la velocidad para que no los fuesen a considerar un riesgo. Después le comentaría a Naru que fue buena idea que cada interruptor en el panel de control tuviese una nota de qué hacía con un dibujo de une mini Naru hablando. Lo último era innecesario, pero lo dejaría pasar.

"Vamos por mi médica" le explicó a Kura cuando se cansó de ser observado sin ningún disimulo mientras intentaba planificar el encuentro dentro de su cabeza para conseguir el mejor resultado posible.

—¿Una baldía sanadora?

Tobe sacudió la cabeza.

"Es hija de un sanador. Todo lo sabe por la práctica, pero no ejerce como sanadora por la edad"

—¿Cuántos años tiene? —Kura frunció el ceño.

Tobe realizó un cálculo mental. Recordaba que en su último cumpleaños, Era había corrido hacia él gritando "¡tío To!" y le dijo cuántos años cumplía mientras se le colgaba y él se quejaba de que lo iba a asfixiar.

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