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"Luego sólo hay que entregarla"

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"Luego sólo hay que entregarla"

Una vez que tenían la cabeza sellada en la bolsa y Era le agregó unos componentes que les evitarían que el vehículo se llenase del olor de la descomposición, pudieron continuar con su camino.

Se subieron a un barco que aceptaba el aéreodeslizador utilizando el poco presupuesto dejado por Asida y llegaron a Mandria. Desde ahí, todo fue un viaje hacia el norte para ir al límite con Banticore y posteriormente al palacio original de Antiqua.

Esto les llevó casi dos semanas, por lo que durante esos días, vendieron artículos improvisados de Naru en las calles de los pueblos a los que arribaban, comieron en locales sin importancia dispersos por ahí y se relajaron ahora que no tenían mucho que hacer hasta la siguiente fase y no necesitaban fingir ser otras personas.

Naru podía dedicarse a juguetear con mecanismos cuando debía estar durmiendo, Jotu practicaba cortando troncos con la Maldición cuando necesitaba estirar las piernas y Era incluso utilizó las extremidades de Tobe como columpio un par de veces.

Un día Naru se quedó dormide conduciendo, hubo gritos y sacudidas y entonces decidió enseñarle a Jotu a manejar. Excepto porque acabaron bajando por un acantilado en lugar de la carretera una vez, evento del que nadie salió heride, lo hacía bastante bien y parecía que podía estar todo un día y una noche despierte sin que le afectase en lo más mínimo.

Era les comentó que era porque la familia anterior de Jotu viajaba entre las ciudades de las tierras baldías independientemente de la hora.

—¿Qué hacía su familia anterior? —Kura hablaba en susurros porque Naru estaba dormide en el otro asiento.

—Su mamá era una Furia, pero como no hay guerras, eran como guardias que cuidaban algo o alguien por un tiempo y después otra cosa o a otra persona —describió Era con un tono que dejaba en claro que no entendía del todo la profesión.

Tuvieron un problema en el río entre Mandria y Banticore porque no querían aceptarles el vehículo y Jotu se cansó. Sacó la bolsa de tela negra frente al capitán de uno de los barcos, la abrió y dejó rodar la cabeza, haciendo que el otro retrocediese de inmediato.

—Estamos haciendo un trabajo para su Junta y hay que llevar esto. ¿Nos deja subir para llevarla o prefiere llevarla usted?

Por la falta de práctica debido a lo poco que hablaba con alguien que no fuese Era, el acento baldío era muy claro en la voz de Jotu y hacía que alguien de Antiqua considerase que hablaba como un criminal. Esto, junto a la cabeza, hizo que el capitán accediese a llevarles con el aéreodeslizador.

—No me gusta cómo te miró —se quejó Era en cuanto regresaron al puerto. Iba enganchada a uno de los brazos de Jotu.

—No importa cómo me miren mientras se muevan —respondió elle. Debió ser para tranquilizarla, pero en realidad hizo que Era protestase sin parar durante un rato.

Besar al demonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora