¿Por qué incluyo elementos de Eroguro y Ryona en mis obras?

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El conflicto es la esencia del drama, y pocos conflictos hay mayores que los que afronta quien se encuentra a las puertas de la muerte.

Parafraseando al Jóker de Heath Ledger en El Caballero Oscuro, 'en sus últimos instantes la gente te muestra quién es realmente'. ¿Quieres definir al personaje? Ponlo en una situación extrema. En palabras de Robert McKee, "La personalidad verdadera es revelada en las decisiones que una persona toma bajo presión. Cuanto mayor es la presión, se nos revelan capas más profundas de la personalidad". La muerte nos pone a todos al mismo nivel, nos despoja del manto de secretos y nos obliga a sincerarnos con nosotros mismos. La muerte nos pregunta y debemos responder, ya que no tiene sentido continuar mintiendo.

Al fin y al cabo, se trata de llevar al extremo pulsiones que no son tan alejadas de lo normal ni tan rechazadas socialmente como pudiera parecer en un principio. No es solamente que en el cine de terror tengamos profusión de secuencias donde la víctima (normalmente femenina) nos enseñe sus intimidades antes de ser descuartizada sin piedad, sino que si nos vamos al extremo podemos mencionar el 'torture-porn', donde se observa el sufrimiento de los personajes con una fascinación casi sensual.

En esta 'erotización' de la agonía podríamos mencionar algunos de los paradigmas más evidentes; la serie Hellraiser, sus demonios fetichistas del dolor o la Configuración del Lamento. Tenemos también la novela 'Yo, el jurado', donde el protagonista, Mike Hammer, ejecuta a la asesina de un tiro en el estómago después de que ésta se haya desnudado completamente: "Oí el cuerpo caer y me volví de nuevo. Las pupilas de Charlotte estabam contraídas por el dolor. El intenso dolor que precede la muerte. Un dolor enorme, aunque no tan grande como la perplejidad con que, balbuciendo, dijo: «¿Cómo has... podido?»". Y en 'Escupiré sobre vuestra tumba', de Vernon Sullivan (pseudónimo de Boris Vian), Lee Anderson, un afroamericano de piel blanca y cabello rubio, se embarca en una empresa sádico-erótica para, a través del asesinato y la profanación de dos 'niñas blancas de bien', vengar el linchamiento de su hermano pequeño: "y le apreté un pecho hasta que estuvo a punto de desmayarse, pero no dijo ni pío. La abofeteé a muerte. Había abierto los ojos de nuevo. Empezaba a clarear y se los veía brillar de lágrimas y de rabia. Me incliné hacia ella; creo que relinchaba como una especie de bestia, y ella se puso a chillar. Le mordí de lleno en la entrepierna. Me quedó la boca llena de sus pelitos negros y duros; aflojé un poco y volví a empezar más abajo, donde era más tierno. Nadaba en su perfume, hasta allí llevaba, y apreté los dientes. Intenté taparle la boca con la mano, pero chillaba como un cerdo, con unos gritos que ponían la carne de gallina. Entonces apreté los dientes con todas mis fuerzas y me metí hasta el fondo. La sangre meaba en mi boca y ella se retorcía a pesar de las cuerdas. Yo tenía la cara llena de sangre y me eché un poco atrás, hasta quedar de rodillas. En mi vida había oído a una mujer chillar así; de repente, me di cuenta de que me corría en los calzoncillos; fue una sacudida como no la había sentido nunca, pero tuve miedo de que viniera alguien. Encendí una cerilla y vi que sangraba a chorro. Entonces me puse a golpearla, al principio sólo con el puño derecho, en la mandíbula, oía cómo se le iban quebrando los dientes y seguía golpeando, quería que dejara de gritar. Pegué más fuerte y luego recogí su falda, se la metí en la boca y me senté encima de su cabeza. Se revolvía como una lombriz. Nunca hubiera imaginado que tuviera tanto apego a la vida; hizo un movimiento tan violento que pensé que el antebrazo izquierdo se me desgajaba; me di cuenta de que estaba tan fuera de mí que la habría despellejado; entonces me levanté para rematarla a patadas y le puse el zapato en la garganta y me apoyé con todo mi peso. Cuando dejó de moverse sentí que me corría otra vez."

Siempre ha habido una atracción macabra por el sufrimiento ajeno, incluso si ese sufrimiento es real (el morbo que despiertan accidentes de tráfico en la carretera o desastres en las noticias). Subgéneros como Eroguro o Ryona toman esa fascinación y le dan una pátina de erotismo (o rescatan el erotismo subyacente), llevándolo al terreno sexual. Escribir Eroguro y Ryona es hacer un ejercicio de honestidad y reconciliarnos con la oscuridad con la que convivimos. Al fin y al cabo, se trata de jugar con los dobles sentidos de qué expresiones pueden aparecer tanto en el sexo como en la muerte, es explicitar esta dualidad: 'en la guerra, como en el amor...'

La fantasía de poder y dominación, el desnudo emocional cuando se ha cruzado irreversiblemente la puerta y ya no hay marcha atrás, el conflicto con consecuencias, el amor-dolor-odio como partes de una misma realidad, la confesión, el arrepentimiento y la reconciliación cuando ya es demasiado tarde ... En suma, la romantización de la violencia en su máxima expresión.

En esta obra se incluyen relatos breves o novelas cortas (lo que hoy en día se conoce como novelette) donde estas temáticas aparecen en mayor o menor medida. A pesar del contenido crudo que a veces se pueda presentar, no debemos olvidar que se trata de una fantasía, y no se pretende defender o glorificar bajo ningún concepto el maltrato o daño a ninguna persona o colectivo.

Sabiendo lo que te vas a encontrar, continúa leyendo si es tu deseo.

Desnudez desgarrada: historias Eroguro de lo macabroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora