Entre la pluma y la piel.

16 1 0
                                    

Mientras escribía y hacía con su protagonista lo que quería, no dejaba de acariciarse, de tocarse despacio, con las manos en sus muslos y sus dedos en su humedad; cuando desgarró sus ropas, cuando expuso su cuerpo, cuando laceró su piel

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Mientras escribía y hacía con su protagonista lo que quería, no dejaba de acariciarse, de tocarse despacio, con las manos en sus muslos y sus dedos en su humedad; cuando desgarró sus ropas, cuando expuso su cuerpo, cuando laceró su piel. Y al final sólo quedaron los rescoldos de las cenizas.

Desnudez desgarrada: historias Eroguro de lo macabroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora