Situaciones.

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Re-escrito: 19/10/24

Inu no Taisho llegó molesto al palacio, en verdad esperaba traer consigo a su hijo menor en brazos de manera permanente... por desgracia para él, la situación no se dio de esa manera.

«Pero que idiota» Se dijo a sí mismo, furioso. Temblaba de la rabia que sentía, necesitaba de mucha fuerza para controlarse. Lo único que le había impedido hacer una escena fue pensar en Inuyasha, y por los sentimientos no definidos por Izayoi; Si no los amara demasiado, las cosas hubieran sido resueltas de otra manera.

Caminó hacia la gran sala después que pudo contenerse un poco, ahí era esperado por su compañera.

— ¿Sucedió algo? —preguntó Irasue, notando el visible enojo de su compañero.

—Los humanos tienen bien merecida su reputación— murmuró Inu no Taisho en respuesta con amargura.

— ¿Por qué lo dices?

—Esa mujer... Mei, es un verdadero dolor de cabeza, decía pobres excusas y creía firmemente que todo lo hacía para educar a Inuyasha. Si vuelvo a ver que Inuyasha tiene un solo rasguño a causa de ella, no responderé de mis actos— se quejó Inu no Taisho, enojado, caminando de un lado a otro tratando de calmarse.

—Así que la abuela a tratado de esa manera al niño. Qué clase de monstruo es ella maltratando a un pequeño incapaz de defenderse... Mi pregunta es, ¿Por qué la madre de Inuyasha no hizo nada para evitarlo?

—Eso es lo más molesto, Izayoi lo sabía y no lo había mencionado.

Irasue le dolió un poco escuchar el nombre de aquella mujer, los problemas con su compañero se habían solucionado, pero eso no quitaba el hecho de que la había engañado. Ahora, eso no era un problema, el problema es que esa mujer no era capaz de proteger al cachorro hanyō y eso la hacía enfurecer.

—Pero ¿Qué clase de madre es?, ¿Cómo no puede defender a su cachorro?, el deber de una madre es cuidar a un hijo y ella no puede hacerlo— gruñó Irasue.

Inu no Taisho se detuvo a observar a Irasue, le sorprendía la manera en la que hablaba y la reacción de ella. Estaba feliz de que su compañera aceptara a Inuyasha con los brazos abiertos, pero también era algo desconcertante el amor que ella le brindaba al pequeño. No le disgustaba en lo absoluto, todo lo contrario, pero creía que su familia no lo aceptaría, muchos yōkais tenían mestizos; eso no era un secreto. Pero nunca eran reconocidos formalmente y la mayoría terminaban abandonados o asesinados.

—Y, ¿Qué hiciste? —preguntó Irasue, pero su marido solo la miraba, parecía tan perdido en sus pensamientos—. Podrías dejar de mirarme y llegar a una conclusión sobre el futuro de Inuyasha.

Inu no Taisho no prestaba suficiente atención a lo que decía su compañera, veía que ella hablaba y se mostraba enojada, pero no entendía por qué —. Lo lamento, podrías repetirlo, no te prestaba atención— se disculpó.

— ¿En qué estás pensando? — preguntó Irasue, molesta por estar hablándole al aire todo este tiempo.

—Me sorprende que tú y Sesshomaru acepten a Inuyasha. Honestamente, no esperaba esa reacción de su parte. Pensé que me pedirían que abandonara a Inuyasha a su suerte junto con Izayoi.

A Irasue le sorprendió la declaración — ¿Por qué pensabas algo así?, Inuyasha es un cachorro y no tiene la culpa de nada, esa es a la conclusión en la que llegamos yo y Sesshomaru. Bueno, puede que Sesshomaru al principio no lo haya tomado muy bien, pero lo está haciendo lo mejor que puede.

El daiyōkai sonrió al recordar lo tímido que se mostraba Sesshomaru al hablar sobre Inuyasha y lo mal que se sentía al haber traicionado la promesa del más pequeño.

Lazos que nos unen.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora