Aire Libre

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Editado 2/09/21

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Exhausto, Sesshomaru bajó a Inuyasha al suelo y se derrumbó en el césped respirando con dificultad. Olvidando por completo la suciedad o los gérmenes de la tierra; sus pulmones dolían, y sus piernas eran incapaces de poder brindar un paso más.

Se había dejado llevar por la adrenalina del momento, que sus dolencias de la pelea con Rayden las dejó en el olvido. Pero ahora parecían perjudicarlo y ser su recordatorio sobre pensar bien sus acciones antes de realizarlas.

«Tal vez fue una mala idea» pensó, creyendo que debió de haber salido cuando se encontrara en buenas condiciones.

Inuyasha se sentó en el suelo, mirando con desconfianza su entorno. El lugar era un bosque y no era parecido a ninguno en el que estuviera antes (tomando en cuenta que el pobre cachorro sólo conocía dos y eran de su hogar humano); La brisa era cálida y agradable. Los olores eran tan exóticos y desconocidos, los arboles eran grandes y robustos y el césped era tan suave como si jamás hubiese sido pisado antes. Inuyasha se encontraba fascinado por el ambiente, pero tenía gran curiosidad de saber dónde estaban.

— ¿Shu?

Sesshomaru no miró al hanyō a su lado que trataba de imitarlo, en cambió sólo cerró los ojos tratando de relajarse y pensar.

— ¿Shu? — insistió el cachorro.

— ¿Qué?

— ¿Dónde estamos?

Sesshomaru no sabía la respuesta. Inseguro hacía donde habían llegado con exactitud. Se había concentrado tanto en perder a los guardias de su padre que no había puesto la mínima atención en el camino. Pero una cosa era segura; Se habían alejado del palacio.

—En un bosque— suspiró Sesshomaru sin dar mucho detalle.

Inuyasha sabía que era un bosque, pero no sabía cuál y observando que su hermano seguía en otros asuntos, se encogió de hombros y decidió explorar el entorno.

Permanecieron en silencio. El mayor perdido en sus pensamientos, mientras que el más pequeño olfateaba los alrededores sin alejarse de su hermano.

El cansancio de Sesshomaru desapareció y su respiración se regularizó. Trataba de adivinar en dónde estaban, recordando el camino y los pasos que dio para llegar hasta aquí.

Relajándose lo suficiente sintió el cosquilleo en su cuerpo. Indicativo de que se sanaba lentamente a sí mismo; empezando por las heridas más pequeñas e insignificantes. Con ello recordó la discusión con su padre.

Incluso ahora que tenía "Libertad", no podía deshacerse de los problemas en su mente.

Soltó un suspiro frustrado, pensando como su plan había sido arruinado. Se suponía que iba a salir lo más silenciosamente posible, quedarse un par de horas en el bosque (no es como si alguien notara su ausencia) y después volver como si nada hubiese sucedido. No intentaba huir de su hogar. Lo único que quería era espacio para sí mismo, un pequeño respiro lejos de todos los ojos del palacio. Pero no, todo su plan fracasó; Llamó la atención más de lo necesario (para él no sería sorpresa si sus padres se enteraron), ese par de horas tenían que reducirse drásticamente por culpa de Inuyasha que prácticamente se pegó a él y arruinó todos sus planes... nuevamente, Inuyasha era el culpable de todas sus desgracias.

La amargura y el resentimiento llegaron a Sesshomaru, mirando con molestia al pequeño hanyō que olfateaba una extraña planta. El más joven sintió la pesada mirada y miró con cautela, con sus orejas pegadas a su cabeza.

Lazos que nos unen.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora