Planes

5.6K 538 102
                                    


Editado: 12/10/24

.-.-.-.

Inu no Taisho se acercó al castillo Oshiro, no sabía cómo reaccionarían los humanos al verlo, siendo que humanos y yōkai casi no se visitaban al menos que fueran por cosas diplomáticas de causa mayor. Algo que rara vez se ocasionaba.

Inu no Taisho decidió abandonar su verdadera forma para no asustar a las personas del castillo. Estando cerca de ahí escuchó el abrir de las puertas del castillo y alcanzó a mirar a un hombre joven que se alejaba. Inu no Taisho se mantuvo ocultó del humano para evitar cualquier enfrentamiento innecesario.

—Ese hombre que cabalga y se aleja del castillo es el prometido de la princesa Izayoi— mencionó una voz a su lado.

Inu no Taisho, que ya había escuchado muchas veces aquella voz le prestó atención, pero al estar tan perdido en sus pensamientos no notó que se encontraba tan cerca de él.

—Myoga, que sorpresa. No sabía que estabas aquí. Supongo que debería reclamarte por hablar con Sesshomaru sobre esto. — Dijo Inu no Taisho, indiferentemente, ocasionando que el demonio pulga llorara de miedo. Evidentemente la pulga sabía que la palabra "reclamar" significaba peligro.

—P-pero, m-mi Señor.

—Tranquilo, estaba mintiendo... aunque no es mala idea...

Al escuchar esto la pulga comenzó a temer por su vida, aunque sabía que el Gran rey solo bromeaba, pero a Myoga no le causaba ni pizca de gracia.

— ¿Qué piensa hacer, Gran Señor? — Preguntó el pequeño yōkai preocupado por la vida de su señor y amigo.

—Dijiste que ese hombre es el prometido de Izayoi, ¿Piensan casarse? — Preguntó Inu no Taisho, con emociones encontradas por la noticia. A pesar de ello, de alguna manera sentía alegría al saber que Izayoi no estaba sola, pero ¿las intenciones del humano eran buenas?

—Sí, o esos son los rumores que he escuchado, aproveché mi tamaño para venir de vez en cuando a ver la seguridad de la mujer humana. Sé que usted hubiera querido que la vigilara.

Inu no Taisho escuchó con atención a la pulga, hasta que una pregunta surgió —. ¿Sabías todo este tiempo que Izayoi se encontraba embarazada y nunca lo mencionaste? — cuestionó, su voz se había vuelto más grave asemejando a un gruñido.

Myoga se alejó del Daiyōkai y juntó nerviosamente sus dedos.

Inu no Taisho sabía que su enojo no era del todo por su fiel siervo y amigo si no por él mismo, era el culpable de todo desde un principio. Suspiró con frustración y se tranquilizó. Pronto comenzó a llegarle un leve olor a muerte que lo inquietó.

—... No es tu culpa, Myoga, estabas haciendo lo que creías que era lo mejor. Hablaremos más tarde sobre eso, tengo que irme. Tengo que verla. — Dijo Inu no Taisho, con falsa calma.

La pulga soltó un suspiro de alivio, pero la preocupación por su señor seguía latente en él. —Es muy peligroso, le recomiendo que deje las cosas como están. No sabemos cómo reaccionara el rey Oshiro, y sus lesiones aún no se recuperan por completo.

—No, ella no tiene que hacerse responsable por todo. Tengo que tomar también mis responsabilidades.

Inu no Taisho comenzó a caminar hacia el castillo, ignorando las suplicas del yōkai de menor tamaño. Estando lo suficientemente cerca, la pulga decepcionada al no ser escuchada se fue al ver que todos sus intentos fracasaron y el olor a muerte se intensificaba.

Estando frente al castillo, soldados comenzaron a hacer preguntas para identificar al forastero, pero al verlo reconocieron quien era y con temor le abrieron las puertas. Una sirvienta fue a mencionarles a los reyes la visita del daiyōkai mientras otra acompañaba al daiyōkai a la gran sala.

Lazos que nos unen.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora