Emociones

5.4K 398 82
                                    

Emociones.

o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o

Editado: 22/10/24 Hasta ahora es el capítulo que recibió más cambio, ya que anteriormente todo se sentía tan repentino con Izayoi e Inu no Taisho.

Irasue llegó tiempo después en control de sí misma. Ella no esperaba haber tardado tanto, pero confiaba en que su hijo se hiciera cargo del pequeño hanyō en su ausencia.

Llegando al palacio. Al primer lugar a donde se dirigió fue a ver a los cachorros, trató de ser silenciosa para que Sesshomaru no se enterara de su llegada. Dio un vistazo a la habitación de Sesshomaru y se sorprendió por lo que vio. Sesshomaru estaba sentado junto a la mesa y parecía escribir algo, pero viendo un poco más con atención. Inuyasha estaba sobre las rodillas de Sesshomaru y éste sostenía la mano derecha de Inuyasha, ayudándole a sostener correctamente el lienzo. Le estaba enseñando a escribir o eso es lo que parecía.

Ella sonrió.

Sesshomaru trataba de ayudar a Inuyasha en que escribiera su nombre de manera correcta.

—Terminamos— dijo el joven demonio, liberando el agarre de su hermano pequeño.

Inuyasha estaba feliz de que Sesshomaru le ayudara. Por fin su obra estaba terminada. —Gracias, Shu— agradeció el medio demonio.

Sesshomaru asintió orgulloso de sí mismo por ser tan paciente con su medio hermano. Pero rápidamente se arrepintió al ver lo que Inuyasha había dibujado.

— ¿Me veo de esta manera? — preguntó Sesshomaru.

Inuyasha lo había dibujado nuevamente; su cabeza era desproporcionadamente pequeña, sus brazos y piernas demasiado largos como un palo, su torso era un cuadrado, su rostro estaba desfigurado (ni siquiera tenía nariz) y... era calvo.

Inuyasha asintió con orgullo.

Sesshomaru frunció el ceño, pensando en alguna manera sutil de decirle que era horrible.

Irasue no pudo evitar soltar una leve risa.

—Es bueno que le enseñes a escribir a tan corta edad— comentó Irasue.

Inuyasha la miró y le ofreció una sonrisa, en cambio Sesshomaru evitó su mirada avergonzado.

—Estaba... sólo le estoy ayudando— explicó, bajando a su hermano.

—No tienes nada de qué avergonzarte, Sesshomaru— dijo Irasue.

Inuyasha corrió a abrazar a Sue y enseñarle la pintura.

Irasue no pudo evitar reprimir su risa, ahora entendía porque el desagrado de Sesshomaru—Es... lindo— dijo ella.

Inuyasha no podía estar más orgulloso —Es Shu— mencionó, señalando a su hermano.

—Es realmente muy parecido— añadió ella.

Sesshomaru se molestó cruzando los brazos a punto de quejarse cuando su padre entró a la habitación sin preguntar.

— ¿Sesshomaru has visto a...?. Oh lo lamento Irasue, no sabías que estabas aquí—La pregunta que tenía en mente no la pronunció al saber que Irasue ya había llegado.

Irasue no quería ni mirar a su compañero, pero no pudo evitarlo al ver que Sesshomaru tuvo una extraña expresión al verlo. Al mirarlo toda su ira se drenó de ella y fue remplazada por otra emoción. No sabía que hacer por lo que veía. Inu no Taisho tenía su rostro lleno de tinta; ojos como mapache, cosas sin forma en el resto de su rostro, los labios pintados y sus marcas ahora de un color rojo intenso.

Lazos que nos unen.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora