Pelea

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Pelea.

o-o-o-o-o-o-o

Actualizado 22/10/24

El olor de la sangre de Sesshomaru llegó a Inuyasha, quien se preocupó y tenía miedo. La estola de su hermano lo mantenía protegido, pero no había nadie que cuidara de Sesshomaru.

— ¿Aún no te das por vencido, perrito? — se burló el cobrizo.

Sesshomaru tenía su respiración agitada. Era difícil mantenerse en pie o seguir el ritmo de ataques. Le habían arañado su mejilla derecha y el mismo hombro donde lo hirió el primer gato, recibió un par de golpes en sus costillas y unos cuantos en su abdomen. Pero no permitiría que hirieran a Inuyasha.

— ¿Eso es todo lo que tienen? —preguntó Sesshomaru arrogante. Ya había eliminado a tres gatos, no estaba seguro si podía con los otros tres, pero tenía que intentarlo. No sólo era cuestión de orgullo. Su vida y la de Inuyasha estaban en riesgo.

Tenía que confiar en sus habilidades.

—He visto a demonios más grandes y con más experiencia suplicar por su vida. Tú eres diferente. Me caes bien así que si decides rendirte ahora me aseguraré de que no te maten tan dolorosamente cuando lleguemos con mis señores— Dijo el gato negro.

—Oh tal vez te conserve para mí. Siempre he querido tener un perrito— mencionó la hembra color miel, guiñándole el ojo coquetamente.

Sesshomaru odiaba la forma en la que lo miraban; la gata parecía inspeccionarlo con la mirada de una manera no muy agradable. A diferencia del gato cobrizo que lo miraba con una mirada depredadora y el gato negro simplemente lo veía como un juego.

—Prefiero morir antes de obedecer a unas criaturas inferiores— respondió Sesshomaru.

—Tú te lo buscaste. Atáquenlo— ordenó el gato negro con enojo.

El gato cobrizo se le abalanzó para darle un zarpazo, Sesshomaru esquivó difícilmente preparando su látigo venenoso para atacar. Su debilidad era tal que ni siquiera pudo invocar el látigo.

Se regañó internamente por su incapacidad.

El cobrizo aprovechó la ocasión para atacarlo con su otra zarpa. Sesshomaru intentó esquivarlo, pero sus piernas no respondieron. Se encontraba agotado. Cerró los ojos a la espera de recibir el ataque... ataque que jamás llego. En cambio, fue recibido por el quejido de dolor del gato y la ausencia de peso en su brazo izquierdo.

Inuyasha atacó con sus garras al gato que tenía planeado herir a su hermano, ocasionándole cuatro rasguños en el brazo.

—Estúpido cachorro — siseó el cobrizo.

—El hanyō tratando de ayudar a su hermano que adorable — comentó la hembra con diversión.

Sesshomaru miró con sorpresa y preocupación a Inuyasha que lo había ayudado, algo de molestia también creció; él era el hermano mayor se suponía que debía de cuidar de Inuyasha, no al revés.

Sesshomaru iba a regañarlo, pero algo lo detuvo. La energía de Inuyasha había cambiado al igual que sus ojos que se habían puesto ligeramente rojizos para volver rápidamente a su color natural.

El miedo seguía latente en Inuyasha, pero al ver que esos gatos lastimaban a su hermano mayor y recordando las palabras que Sesshomaru le había dicho poco después de enfrentarse a los demonios que lo habían lastimado. Superó su propio miedo y algo en él despertó. Inuyasha estaba sorprendido y aterrorizado de sí mismo al oler la sangre en sus garras.

—Voy a matarte — insultó el gato cobrizo a Inuyasha y se abalanzó contra él.

Sesshomaru reaccionó rápidamente tomando a Inuyasha por el brazo y atrayéndolo hacía a él, para finalmente utilizar su látigo.

Lazos que nos unen.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora