Padre y cachorro.

6.3K 523 56
                                    

Padre y cachorro.

Editado: 21/10/24

El año transcurrió sin problemas.

Takemaru tuvo que irse unos meses por servicios militares y de entrenamiento. Posponiendo la boda. Izayoi nunca se imaginó que extrañaría tanto a Takemaru en su tiempo de ausencia, al igual que Inuyasha.

Cuando regresó, los planes de boda se hicieron nuevamente. Tanto la madre de Takemaru como la madre de Izayoi se encargaron de los preparativos para la boda con entusiasmo sin pedir la opinión de sus hijos.

En cuanto a Inuyasha, el pequeño cachorro pasaba tiempo con su familia yōkai y vivía con su familia humana. Se sentía afortunado de poder contar con varios compañeros de juegos.

Con su familia yōkai: Sesshomaru jugaba con Inuyasha de mala gana (cuando se negaba, Inuyasha hacia unos grandes ojos de cachorro o una rabieta siendo inevitable poder negarse), su padre siempre ingeniaba nuevos juegos para jugar con sus dos hijos e Irasue cuidaba al cachorro como si fuera propio cuando Inu no Taisho y Sesshomaru tenían deberes que hacer.

En cambio, con su familia humana: Su abuelo le contaba historias de su juventud, sus tías siempre lo mimaban, Ren jugaba a cualquier cosa que Inuyasha quisiera, con su abuela casi no hacía nada porque ya no pasaba tiempo con ella, Takemaru jugaba con él con espadas de madera, y con su mamá con quien convivía la mayor parte del tiempo aprendía cosas nuevas.

Inuyasha no veía diferencia en ninguna de sus familias o se cuestionaba el por qué no podía estar con ambas al mismo tiempo. Él solo se concentraba en disfrutar el momento y divertirse.

A tan solo unos días de la boda, Izayoi le pidió a Inu no Taisho que se hiciera cargo del pequeño Inuyasha; temiendo que el cachorro se aburriera e hiciera algunas de sus travesuras cuando ella se ocupara con los asuntos de la boda.

Esperando la llegada del daiyōkai, madre e hijo se divertían pintando la cara uno del otro.

—Mi señora, el señor Inu no Taisho la espera— anunció la sierva.

—Pídale que entre—pidió Izayoi, mientras continuaba pintando a Inuyasha.

Unos segundos después entró Inu no Taisho, sonriendo al ver la tierna imagen.

—Que lindos colores— comentó el daiyōkai.

—Papá, papá —gritó Inuyasha, alegremente, corriendo a los brazos de su padre.

—Hola, Inuyasha— dijo Inu no Taisho, dándole un fuerte abrazo —. Izayoi— realizó una pequeña reverencia con su niño en brazos.

—Me alegro de que vinieras— saludó Izayoi, limpiándose la pintura del rostro. —Inuyasha ven a limpiarte para que puedas ir con tu padre.

Inuyasha asintió y fue con su madre para que pudieran retirarle toda la pintura.

— ¿Se estaban divirtiendo? — preguntó el daiyōkai.

—¡Sí! — respondió el pequeño, entusiasmado.

Izayoi terminó de quitarle toda la pintura del rostro—. Inuyasha, antes de irte ¿podrías guardar estas pinturas? — pidió.

Inuyasha aceptó, ansioso por ir a jugar con Shu. Tomó las pinturas y fue a guardarlas en su lugar.

Izayoi e Inu no Taisho no mencionaron nada estando a solas, raramente se dirigían la palabra si Inuyasha no estaba con ellos.

Inuyasha regresó juntó a sus padres rápidamente, estaba ansioso por visitar a su hermano.

—Se un buen niño, se obediente, no hagas ninguna travesura y no molestes tanto a Shu— Izayoi le susurró a Inuyasha en un abrazo, despidiéndose cálidamente como siempre hacía cuando Inuyasha visitaba a los daiyōkai.

Lazos que nos unen.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora