Nuevas experiencias

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Nuevas Experiencias.

Actualizado: 23/10/24

En las dos semanas que Inuyasha llevaba con su familia daiyōkai, uno de sus dientes se había aflojado.

Era incómodo, pero también era una nueva novedad para Inuyasha.

— ¡Inuyasha, deja de hacer eso!... es desagradable—regañó Sesshomaru.

El cachorro más joven agitaba su diente flojo con la lengua, justo al lado del hermano mayor que realizaba una tarea.

—Se siente chistoso—fue su respuesta, mientras continuaba con la acción molesta. Siseaba un poco al hablar por la falta del dientecito que anteriormente se había caído, pero que no tardaría en salir porque se veía la diminuta mancha blanca en la encía.

—Inuyasha...—el daiyōkai volvió a llamar, e Inuyasha dejó lo que hacía.

—Nunca puedo hacer nada—bufó Inuyasha, acostado sobre la estola de su hermano con evidente mal humor.

Su padre le dijo que cuando volvieran a casa de mamá, hablarían sobre la escuela, pero que mientras disfrutara de sus días libres. Se le había dicho que una vez en la escuela ya no tendría el tiempo libre que tenía. Por lo que Inuyasha estaba decidido a exprimir al máximo sus horas de ociosidad. Sin embargo, ¿Cómo podía hacerlo?

En casa de mamá: Takemaru estaba tan ocupado trabajando, su madre seguía pasando todo su tiempo disponible con él, pero ahora tenía que compartirla con su hermana y Miwa no era divertida. En casa de su padre era similar: Shu ocupado, papá ocupado y tía Sue no teniendo muy buen humor últimamente.

—Jugaremos más tarde—dijo Sesshomaru, sin ni siquiera prestarle atención, seguía ahí leyendo esas cosas aburridas.

—Suenas como papá—murmuró Inuyasha, abatido.

Sesshomaru suspiró —Tienes pergaminos, y un montón de juguetes.

—Pero ya me aburrieron.

—Ese no es mi problema.

—Eres malo, Shu—contestó Inuyasha, poniéndose de pie y alejándose del mayor. Si Sesshomaru no quería jugar con él, entonces buscaría otra cosa que hacer porque verdaderamente estaba terriblemente aburrido.

Inuyasha salió de la habitación, con pasos fuertes y firmes, declarando su hastío con la esperanza de que probablemente animará a que Sesshomaru se le uniera... pero no fue así. Sesshomaru no fue a él. Inuyasha regresó para verlo tan absortó en el papel.

¿Cómo su padre y hermano se entretenían con las lecturas?, Inuyasha se lo preguntaba cada que los veía. Derrotado, inclinó sus orejas hacía atrás y soltó un resoplido. Su hermano lo siguió ignorando por lo que Inuyasha buscó que hacer.

Sesshomaru suspiró al ya no escuchar ruido detrás de él. A este punto no le importaba mucho lo que Inuyasha hiciera, él estaba centrado en terminar sus trabajos. Le faltaba tan poco, pero Inuyasha parecía no entenderlo; Inuyasha era tan ajeno a las responsabilidades, era entendible, pues era un cachorro. Sin embargo, Sesshomaru agradecería si Inuyasha se quedara quieto y lo dejará terminar, o por lo menos no insistiera en querer jugar a cada momento.

Unos minutos más pasaron, e Inuyasha ya no veía esperanza de jugar con Sesshomaru, así que salió al jardín. Sesshomaru no tenía la necesidad de irse a sus propios deberes, por eso Inuyasha supuso que pasaría tiempo con él, pero no. Sesshomaru decidió ocuparse con papá. Con su padre y hermano ocupados, y tía Sue sintiéndose indispuesta. Inuyasha tuvo que encontrar la diversión solo como ya estaba acostumbrado.

El palacio era más espacioso que su hogar humano, pero sin duda eran igual de aburridos cuando tenía que estar solo.

Vagó por todos lados, incluso acercándose a los límites del palacio donde los guardias no le prestaron mucha atención. Unos momentos de vagabundeo después, volvió a uno de los jardines, tirándose al suelo, esperando que las horas pasaran y su padre y hermano se desocuparan.

Lazos que nos unen.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora