Ausencia

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Ausencia.

Editado: 22/10/24

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Inu no Taisho se quedó en su estudio en silencio. A oscuras y completamente solo. Todo era tan deprimente. No tenía ganas de dormir y su cabeza estaba en arduo trabajo. «No importara si no duermo por hoy» pensó.

La charla con Izayoi no pudo concluirse por completo, había sido una mala idea llevar a Inuyasha con ellos, porque a pesar de que el cachorro durmiera parecía que sentía toda la energía a su alrededor y se retorcía en sueños, dejándolos incapaces de hablar con claridad. Necesitaba verla de nuevo y esta vez a solas.

Inu no Taisho no durmió, desayunó antes que los demás y volvió a encerrarse en el estudio dedicándole todo su tiempo a sus deberes. Cobardemente no volvió con Irasue. Esperaba que las cosas se tranquilizaran con ella.

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Sesshomaru despertó por la mañana y lo primero que vio fue esos alegres ojos dorados.

—Buen día, Shu— dijo Inuyasha con alegría, mostrando sus colmillos de leche.

—Buenos días, Inuyasha... ¿Qué haces aquí? No puedes entrar a mi habitación sin permiso—Lo regañó.

—Sue me dio permiso—replicó el medio demonio.

— ¿Madre estuvo aquí?

Inuyasha asintió—Shu, ¿Qué haces?

—Espera aquí. No tardaré en volver— dijo Sesshomaru, levantándose de la cama para irse a lavar la cara y vestirse adecuadamente.

Inuyasha lo esperó jugando con una pelota que amablemente Irasue le había regalado.

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Irasue esperó a los cachorros para desayunar. Cuando llegaron, las siervas les sirvieron el desayuno.

—¿Dónde está papá? —preguntó Inuyasha. Esa pregunta Irasue la esperaba por parte de Sesshomaru, pero el joven estuvo en silencio la mayor parte del tiempo.

—Él está ocupado— respondió ella.

—Ocupado— repitió Inuyasha y no se mencionó nada al respecto después de ello.

Terminando el desayuno y antes de que los más jóvenes se retiraran —Diviértanse un poco y, Sesshomaru, no te entretengas tanto. Recuerda que tienes que ir a estudiar—dijo Irasue.

Sesshomaru se regañó, había olvidado que tenía que ir a clases. Pero después tuvo una idea —Sobre eso, creo que me encuentro algo indispuesto, Madre—Mintió. No es cómo si algo malo pasara si no iba a una clase.

Inuyasha se preocupó al escuchar esto —Shu está enfermo— dijo alarmado e intentó tocar la frente de su hermano, saltando y trepándose a Sesshomaru.

Al principio eso incomodó al joven demonio, pero después lo cargó tratando de saber qué es lo que quería el más pequeño.

Estando en los brazos de Sesshomaru, Inuyasha tocó la frente de su hermano y después la suya. Realmente no entendía cómo funcionaba eso, pero su madre lo hacía.

Sesshomaru lo miró con extrañeza mientras Irasue reía para sus adentros.

—Es cierto, Shu está enfermo—dijo Inuyasha con tristeza abrazando a su hermano mayor.

—Inuyasha, no es como si me fuera a morir— dijo Sesshomaru, molesto por tanta cercanía— ¡Ya déjame! —regañó.

— ¡¿Qué?!... yo quiero curarte— se defendió Inuyasha.

Lazos que nos unen.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora