Problemas de Cachorros

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Problemas de cachorros.

Actualizado 23/10/24

Los días que Inuyasha no estuvo en casa, Izayoi se ingenió de muchas formas para decirle sobre el embarazo a Takemaru. No tenía ninguna idea de cómo hacerlo, le daba tanto nervio. Hasta que finalmente tomó una decisión: Escribió una carta.

Tuvo que esperar hasta el anochecer por su compañero, y tuvo que aguantarse las ganas por decirle. De alguna manera, Izayoi experimentaba de gran emoción, nerviosismo y tristeza. Tristeza porque no pudo tener esa experiencia con Inuyasha.

Cuando terminaron de cenar y se preparaban para dormir. Izayoi sabía que tenía que hacerlo.

—Takemaru, espera. Toma, llegó esto— Izayoi dijo, entregándole una carta.

Takemaru miró curioso y extrañado —. ¿Cuándo llegó? — según lo que él recordaba recibió toda carta desde temprano.

—En la tarde.

Las cartas tenían su hora para ser recibidas, que esta llegara tarde era extraño.

—Tú léela—insistió Izayoi, era difícil no expresar su nerviosismo.

Cuando Takemaru comenzó a hacerlo, Izayoi no podía describir las expresiones de Takemaru.

— ¿Es cierto? —cuestionó algo inseguro el samurái, sin dejar de leer cada palabra. ¿Todo esto era real?, o ¿Estaba soñando?

—Lo es— respondió Izayoi, suavemente, tenía muchos sentimientos encontrados que fueron expresados con un deseo de llanto.

Takemaru no sabía que sentir, era tan abrumadora la noticia. Aun con la carta en mano, abrazó a Izayoi y no quería soltarla jamás. Iba a ser padre, la simple idea era difícil de digerir. A pesar de que sentía una inmensa alegría, ciertas dudas y miedos lo acechaban. Ellos ya tenían un niño en casa y aunque no era de él, se había convertido como un padre para el pequeño desde el momento que aceptó a Izayoi. ¿Cuánto cambiaría su dinámica familiar?, ¿Podría ser un buen padre?...

Un montón de dudas lo acosaban, pero su felicidad era mayor y aun tendrían un tiempo considerable para adaptarse a la idea. Por lo que se dedicó a abrazar a Izayoi y sólo centrarse en ella.

Izayoi envuelta en el abrazo dejó escapar las lágrimas que resbalaban frágilmente. Como predijo, Takemaru estaba encantado y eso la hizo feliz. El hecho de tener un bebé era algo simplemente perfecto. Por desgracia los recuerdos sobre el embarazo de Inuyasha no fueron así, y eso la entristecía profundamente.

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Irasue miraba desde cierta distancia a ambos cachorros jugar. Sesshomaru tenía mucho mejor aspecto. Sesshomaru e Inuyasha no se habían despegado desde la llegada del hanyō. Inuyasha era muy hiperactivo, contradictoriamente, Sesshomaru era más tranquilo y a pesar de la diferencia de edad y de personalidades. Ambos cachorros adoraban la compañía del otro.

Los cachorros jugaban en un gran espacio que se utilizaba como lugar de entrenamiento, «Un lugar curioso» pensó Irasue. ¿Acaso Sesshomaru intentaba enseñarle al pequeño cachorro a defenderse?, la simple idea era absurda tomando en consideración la edad del hanyō. Ambos traían las espadas de principiantes, aquella que sólo servía para educar y enseñar a maniobrar. El arma no hacía ningún daño.

Sin embargo, a pesar de que Sesshomaru se mostraba tranquilo utilizando el arma correctamente y tratando de indicarle como utilizarla a Inuyasha. El hermano pequeño no hacía lo indicado, simplemente agitaba la espada como si no hubiera un mañana. Se le llamó la atención varías veces, pero seguía haciendo lo mismo.

Lazos que nos unen.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora