༺Capitulo uno.༻

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 La vida era muy cansada, trabajaba de 7 a 6 y el sueldo era lo suficiente para mantenerme, no tenía amigos ni familiares con los cuales pasar el rato, ni siquiera una mascota, aunque tal vez en un momento me hubiera pensado el tener un gato son autosuficientes para alguien como yo.

De camino a casa decidí tomar el camino largo para pasar por el puente que divide la ciudad y ver la vista, nadie me dijo que un tráiler perdería el control y me arrojaría al agua dejándome inconsciente gracias al golpe que me dio...

De camino a casa decidí tomar el camino largo para pasar por el puente que divide la ciudad y ver la vista, nadie me dijo que un tráiler perdería el control y me arrojaría al agua dejándome inconsciente gracias al golpe que me dio

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"Me duele la cabeza"

—¡Socqueline! ¿Te encuentras bien cariño? ¿Te duele algo? Dalai llama al doctor.

Cuando desperté lo único que vi fue una mujer frente mío, cabello castaño oscuro amarrado en una trenza alta con unos ojos negros y con pecas casi invisibles.

—¿Te duele algo? — volvió a preguntar.

—¿Quien?...

Es lo único que pude decir ya que mi garganta ardía horrible.

— Habla despacio, el doctor ya va a venir a revisarte.

Me acostó de nuevo en la cama mientras solo la miraba con duda.

Un señor con bata blanca entra momentos después seguido de otro hombre con rasgos asiáticos y cabello azabache dando al azul con unos ojos azules con destellos púrpuras.

— Veo que ya despertó, le voy a hacer unos exámenes para verificar que no tenga un ahogamiento en seco y que nada malo esté ocurriendo con su cabeza — Se acerca a mí con una linterna apuntando a mis ojos por unos momentos para después pedir que inhale y exhale varias veces, para escuchar mis pulmones y al final ponerme una cosa rara en el dedo.

No sabía que hacer o decir, estaba confundida y con un poco de dolor de cabeza combinado con un leve dolor en los ojos.

— Doctor hace poco ella no me reconoció, cree que ella...

Después de la revisión la mujer se acerca al doctor mientras esté anota algo.

Una enfermera aparece en la sala llevando consigo un portapapeles el cual le entrega al señor de la bata mientras va hacia una pequeña mesa donde recoge un vaso con agua y me lo entrega con un "para la resequedad" y se marcha.

— Creo que sufre de amnesia postraumática, ocurre después de golpes fuertes que causan daño al cerebro y hace que pierda recuerdos, todo depende del daño que tenga para volver a recordar, les sugiero que no la saturen con información, no sabemos cómo vaya a reaccionar. Le propongo que se lo tome con calma al momento de dar información, intente solo decir lo importante, ya abra tiempo para lo demás, ya vuelvo.

Sale rápidamente de la habitación y la señora se vuelve a acercar a mí con lágrimas en sus ojos.

— Hola Socqueline, yo me llamo Léa Wang y soy tu madre, el es Dalai tu padre — el hombre se acerca con una sonrisa amable mientras sostiene la mano de la señora con leves temblores.

— Tu eres Socqueline nuestra hija — Termina de decir el señor de ojos azules.

— Te dejaremos para que descanses ¿Bien? Cualquier cosa puedes tocar el botón a tu derecha — Se acerca con la intención de acariciarme la cabeza a lo que retrocedo un poco.

Salen lentamente de la habitación escuchando el llanto de la mujer.

No es posible, hace poco yo vivía sola y según mis últimos recuerdos yo morí ahogada, a menos que los señores me rescatarán y fingieran ser mis padres y me trasladarán aquí de alguna forma....

En ese momento mi pulso se empezó a acelerar mientras intentaba encontrar una vía de escape alterna.

"¡Quiero salir de aquí!"

Al mínimo esfuerzo mi cabeza dolió así que decidí volver a acostarme mientras miraba mi mano sorprendida, era la de una niña.

Necesitaba mirarme en un espejo rápido, pero no había.

Hasta que gire mi cabeza hacia la derecha, vi un ropero de metal el cual reflejaba un reflejo diferente al mío.

Había poca luz, pero lo veía muy bien, rasgos asiáticos casi imperceptibles, cabello largo azabache tirando a morado unos ojos que según yo eran azul oscuro y lo peor, una cara infantil con rasgos de pubertad.

"¡No era yo!"

Era ilógico, estaba a punto de cumplir veinticinco.

Está bien, descartemos lo del secuestro....

Tal vez si morí, pero reencarné.

¿No debería empezar desde bebé?

Dejémoslo en que reencarne y punto.

Intente recordar momentos antes de que yo falleciera para ver si podría encontrar algo, pero lo único que recordé fue angustia, dolor en el pecho, sentía como mis pulmones casi explotaban y una desesperación de hacer algo.

Decidí dejar de pensar en eso, o la enfermera podría volver al escuchar mi pulso más acelerado...

"Socqueline Wang"

Se me hace conocido el nombre, tal vez lo había escuchado en alguna parte, tal vez estaba en un sueño, o en coma.

Aunque por alguna razón mi idioma cambio y no me di cuenta.

Me empezaba a poner nerviosa.

— ¿Hola? —Hable para corroborar el hecho.

Empecé a hiperventilar y a respirar pesadamente escuchando más rápido el pitido de la máquina cerca mío.

"¿Cómo carajo entendía el idioma?"

"Respira despacio, o el dolor en los pulmones se hará más fuerte"

Repetí mentalmente.

Reencarne, era obvio que entendería el idioma, cálmate no tienes que preocuparte por eso.

Morí, dejé mi mundo original, mi apartamento, mis plantitas mis pocos ahorros y a prácticamente nadie que pudiera enterrar mi cuerpo por qué siempre estuve sola. Y ahora estoy seguro que la chica del cuerpo original murió y yo entre como intrusa a apropiarme de todo mientras sus padres piensan que su hija sigue vive.

Varias lágrimas empezaron a salir al igual que hipidos, no me quedo otro remedio que esconder mi cara en la almohada y gritar todo lo que puede mientras me calmaba.

Después de unos minutos el lado emocional de mi cerebro se apagó para darle paso al analítico dejando de lado la muerte y reencarnación para más tarde.

¿A fin de cuentas que idioma era? Se que no era el italiano, ya que si hice algo en mi otra vida de lo que estaba orgullosa era aprender otro idioma y era ese, creo que era francés, lo que significaba que estaba en alguna parte del mundo donde también se hablaba francés y hay muchos cabe mencionar.

No quería hacerme falsas esperanzas de que estaba en París, no señor.

Paris ha sido uno de los lugares que siempre quise visitar pero por mi sueldo nunca pude, no quiero pensar que estoy en Francia para que después me digan que estoy en Canadá ( dónde hay 7 millones de hablantes nativos ) agradecida con las exposiciones, la única forma dónde aprendía las clases.

Intentaré dormir y dejar que todo fluya con normalidad. Yo siempre he creído que si las cosas pasan es por algo, y si tengo otra oportunidad también debe serlo.


De reencarnaciones, guardianes y otros problemas. Por Socqueline WangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora