༺Capitulo catorce.༻

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En el vacío parte 2

Wayzz se acerca mi aún con su sonrisa y pone su patita de nuevo en mi mejilla en señal de apoyo.

<<— Primero hay que sanar a esa niña interior que trajiste contigo de esa vida.

— ¿Y cómo hago eso?

Me muevo o mejor dicho nado en su dirección.

<<— Pues fácil ¡Hablando con ella!

Lo miro como si le hubiera salido otra cabeza y me quedo estática.

— ¿Que?

El solo suspira y vuelve a crear otra pelota solo que está de un color blanco.

<<— Escucha con atención, vamos a ir a un lugar al cual no puedo ir, pero te estaré guiando por tus pensamientos así que ponte alerta.

Tira la pelota y el entorno cambia a un lugar blanco con unos pequeños rayos de color morado los cuales se mueven por la habitación cual reflejos de olas en el mar.

La antigravedad se fue perdiendo poco a poco hasta que pude tocar el suelo del lugar, a lo lejos se podía ver un pequeño tumulto.

— ¿Dónde?

<<— Escucha bien Socqueline estás en un lugar donde yo no puedo entrar, estás en una sección de tu alma —>>

Escucho su voz en mi cabeza.

— ¿De mí..? ¡Que!

<<— No te alteres —>>

Yo me altero.

<<— Casi todas las personas visitan este lugar, aunque claro jajaja no como tú, ellas lo hacen mediante la meditación ¿Ves esas manchas de colores moviéndose? —>>

Asiento, aunque creo que no me puede ver y camino en dirección a esas manchas, pero mientras más camino más siento que se alejan así que retrocedo antes que me pierda de mi misión inicial.

<<— Las personas al acceder por meditación no pueden ver el espacio completo como tú lo haces, ellos solo pueden ver esas manchas, eso es el color de tu aura —>>

Mi boca se abre grande mientras miro hacia todo lado que proyecte el color de esas luces.

<<— Concéntrate Socqueline. Ahora bien, busca a tu otra yo es la otra persona en la habitación además de ti—>>

Asiento y empiezo a buscar hasta que mi mirada regresa al pequeño tumulto a lo lejos.

Empiezo a caminar hasta que poco a poco ese tumulto se empieza a ver más como cabello hasta que ante mi está una niña pequeña, su cabello azabache apenas le llega a sus orejas y tiene una extraña colita arriba como si fuera una antena, mientras viste con una camisa gris la cual creo que era negra originalmente gracias al desgaste que muestra.

Camino un poco hasta verla de frente, sus ojos almendrados miran fijamente al suelo mientras que con su manita hace dibujos imaginarios en el piso agachada como si estuviera abrazando sus pies.

Su naricita por momentos se movía como un conejito haciendo resaltar las pequitas pequeñas que tenía en el puente de su nariz. Me iba a quedar viéndola más tiempo hasta que sus ojos azules oscuros me miran fijamente haciéndome saltar un poco.

— Eres tú.

Responde como si esperara a alguien más.

— Em — Me aclaro la garganta — Si soy yo, y tú eres yo, pero a la vez no eres yo.

De reencarnaciones, guardianes y otros problemas. Por Socqueline WangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora