De reencarnaciones, guardianes y otros problemas. Por Socqueline Wang

༺Capitulo seis.༻

— ¿Puedes creerlo Leá? ¡Superhéroes de verdad! Es asombroso.

Veía como el señor Dalai miraba la televisión emocionado y Leá bebía un té de menta por el susto, yo estaba en el suelo mientras tomaba un yogurt de mora asombrada.

"Esta cosa es buena"

Después que vinieran por mí se anunció que la amenaza nombrada como "Chico poseído por magia extraña" había sido detenida por misteriosos súper héroes que salieron de la nada, y ahora en las noticias de la tarde se está narrando el suceso desde videos de cámaras de seguridad hasta testimonios de las personas que estuvieron presenciando todo.

Cómo estaba escrito, todo
siguió su curso, por lo cual en cualquier momento muchos Akumas harían de las suyas y convertirían a casi todos en piedra.

Me gire para ver a la señora Wang la cual se veía más calmada mientras su esposo veía la televisión como un niño viendo su serie favorita.

Iba a pararme cuando las noticias anunciaron que más corazones de piedra habían aparecido.

En ese momento la mujer castaña dejo caer su taza vacía mirando la pantalla con los ojos grandes, se empezó a tambalear para al final caer acostada en el sillón completamente K.O.

Su esposo la llevo cargando hasta la habitación.

— Bueno, está señorita ya tuvo muchas emociones por hoy. Deberías ir a dormir ya Line, y asegúrate de tener las ventanas cerradas. ¡Si escuchas algo raro nos llamas! ¡Buenas noches! — Cerro la puerta de su habitación mientras terminaba de hablar con un nivel muy alto sin despertar a su pareja.

"La señora Leá tiene el sueño pesado"

Después de cepillarme los dientes me acercó un poco al gran ventanal que estaba en la sala principal con las luces apagadas con la única luz en el lugar de la luna y algunos departamentos al rededor.

Me senté en el suelo mientras veía las calles y los puestos cerrados, a lo lejos varios corazones de piedra inmóviles como estatuas mientras varias personas estaban cerca de ellos intentando "despertalos" de alguna forma.

Suelto un bostezo largo y me levanto en dirección a la habitación dejando las preocupaciones para mañana.



Al siguiente día la señora Leá parecía recia al dejarme ir a la secundaria con miedo a que esas cosas pudieran moverse.

Por alguna razón las clases no se cancelaron, aunque debieron hacerlo hacerlo mucho.

Al final la termine convenciendo de que a la primera alarma iría directo a casa.

— Descuide señora Leá, estaré bien —.

Ella arruga su expresión al escuchar el título.

— Si aún no estás lista, puedes llamarme simplemente Leá, deja de llamarme señora aún no cumplo los cuarenta — Intenta bromear, pero en sus ojos se puede ver un atisbo de tristeza.

Se que hace rato debí empezar a llamarlos "padre" o "madre" pero en mi otra vida nunca tuve figuras paternas a las que llamar así y el que sea una intrusa en este cuerpo lo vuelve peor.

Asiento a su comentario y nos despedimos de Dalai el cual aún andaba en su pijama de patitos buscando su tableta gráfica por algún rincón del baño.

"no me pregunten como llego ahí"

Al llegar a mi salón muchos hablaban de lo que había pasado ayer, incluso con el compañero de asiento que me tocó no paraba de hablar de eso, aporte un poco al tema mientras el profesor entraba.