༺Capitulo nueve.༻

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Aunque dije que mi vida sería más calmada fue un total fiasco, tuve que soportar ser transportada a una fotografía, convertime en caballero, esquivar a un tomate enojado, a un papá sacado de mis pesadillas, a Juleka y sus problemas de autoestima (aunque admito que me gustaron los tacones) ¡Inclusive un bebé gigante!

"Nuevo trauma desbloqueado"

Este día va de mal en peor, y eso que según las noticias Riposte acaba de atacar hace poco.

Doy un suspiro cansado mientras voy camino a mi clase de Taekwondo cuando me topo con unos chicos entregando panfletos al tomar uno puedo leer en las grandes letras verdes Neón "¡Competencia de parkour!"

Sería asombroso participar, claro si alguien me viera pensaría que estaría hecha para esto, pero no, gimnasia y parkour son dos cosas diferentes, y la verdad mis caídas en el parkour son pésimas. Resignada vuelvo a suspirar y sigo mi camino.

Mientras entro al edificio principal el gimnasio privado se encuentra abierto del cual salen quejidos y alaridos de enojo por momentos, me asomo un poco y contempló varios decorados asiáticos y a Kagami Tsurugi entrenado arduamente, pero con aún signos de enojo haciendo que falle en flexionar las piernas y por ende sus movimientos sea bruscos, como alguien golpeando una piñata.

Olvide que al parecer este Do Yang tiene como patrocinador a la familia Tsurugi, por lo tanto, Kagami tiene un gimnasio solo para ella, nunca la había visto por aquí ya que según el maestro ella muy pocas veces viene cuando se encuentra en París, casi siempre entrena en su mansión familiar.

Veo como da varios gritos y sus golpes se vuelven más toscos, a mi mente viene uno de los entrenamientos que tuvo este cuerpo mientras practicaba esgrima cuando aún era una novata.

— Creo que deberías flexionar un poco las piernas por qué si sigues haciendo ese movimiento te puedes caer.

Hablo amablemente desde la puerta completamente abierta.

— ¿Ah? Gracias supongo — Se detiene mientras toma aire para verme.

Me agradece y decido irme antes de causar problemas, pero con una rapidez sorprendente llega hasta mí y me toma de la mano me mira fijamente con los ojos entrecerrados.

"Que miedo da en la vida real"

— Oye yo te conozco, eres Socqueline Wang, campeona de los sub torneos escolares.

— ¿Enserio? No lo sabía, ¡Adiós!

Doy media vuelta y con nerviosismo me safo de su agarre caminado hasta mi lugar de entreno.

— ¡E-espera! ¡Necesito...! Tu ayuda.

Su voz se apaga y me giro lentamente para verla con su cabeza gacha.

— ¿Eh?

— Se que... Apenas me conoces y es muy raro ya que nunca le he pedido ayuda a nadie... Creo que es por qué me recuerdas a alguien.... Mira es raro, pero hay un chico que me hizo darme cuenta de algo después de que quedáramos en un empate de esgrima... Mi familia se enorgullece por no perder y ser los mejores en todo, quiero demostrarles que puedo hacerlo y para eso necesito ganarle —.

"Entonces está es la otra cara de la moneda. Nunca me puse a pensar que sucedía con los personajes después de que fueran akumatizados...unos seguían con su vida y otros al parecer no lo aceptaban"

— ¿Tan importante es demostrarle eso a tu familia? — Me acerco de poco a poco.

— En mi familia no hay segundas oportunidades, si pierdes es el final, eres un fracaso. Quiero demostrarles lo contrario.

De reencarnaciones, guardianes y otros problemas. Por Socqueline WangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora