𝟐𝟑| 𝙲𝚞𝚊𝚗𝚍𝚘 𝚎𝚕 𝙲𝚘𝚛𝚊𝚣𝚘́𝚗 𝙳𝚎𝚌𝚒𝚍𝚎

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Tom se encontraba perplejo con la mirada sobre el espejo, pensando en la loca idea que estaba atormentando su cabeza, mientras algunas manos hacían los arreglos perfecto a su persona

—Te queda bien el azul—Habló Gustav al entrar a su habitación

Al mismo tiempo que le acarició el hombro, sabía por lo que tal vez estaba sintiendo, era su boda, tenía que estar feliz, contento, emocionado pero no lo veía de esa forma, al contrario tenía el rostro serio como si estuviera apunto de asistir a su propio funeral, pero Gustav ya no podía hacer nada, ahora talvez si era demasiado tarde para dar marcha atrás

—¿Listo?—Tom negó con la cabeza mientras veía a su amigo en el reflejo del espejo —Nos iremos a las 8:00 am al salón, Georg a quedado de pasar junto con Greta—

—Gustav—Musito Tom—¿Estoy haciendo lo correcto?—

Gustav se pasó la lengua por los labios, bajó la mirada al suelo y volvió a tomar el hombro de su amigo hasta volver a enfocar la mirada en el

—Esa respuesta, el único que puede contestarla eres tu—Respondió el rubio—Has sufrido mucho, y no creo que estar en un matrimonio de mentiras te ayude a sanar. Pero es tu decisión, Tom, sea lo que sea estaré apoyándote—

—Cuando éramos adolescentes te quejabas—Vacilo Tom
—Bueno creo que nadie quiere recibir una inyección de vitaminas para cubrir a su amigo—Y ambos se soltaron a reír.¡Oh ni como olvidar aquel día!

Quisiera amar a Heidi pero no puedo, lo siento, soy un cobarde, el hecho de saber que esto le podía doler no me hacía dar paso enfrente. Estoy seguro que talvez ella era la mejor opción, que ella cuidaría de mi corazón pero no fui yo quien decidió a quien amar

—Necesito estar algunos minutos solo—Dijo Tom

Todos los empleados asintieron, incluso Gustav, por lo que entonces salieron por la puerta dejando al gemelo a solas. Este se sentó en la orilla de la cama, se llevó las manos al rostro cubriéndose de tanto estrés, de una falsedad mentira, miro el móvil un par de segundo pensando en toda esta locura

Mientras que Liesel se encontraba en su departamento, veía como Lucrecia ayudaba a ponerle el vestido a Amalia. Ambas asistirían a la boda junto con Emily solo por compromiso no porque realmente querían estar ahí

—¿Estás segura que no vas Liesel?—Preguntó Lucrecia
—Esa pregunta está de más—Musito Amalia
—No, tengo trabajo que hacer, además no quiero estar ahí—Contestó Liesel

Después de terminar ambas tomaron sus bolsos directamente por Emily y después directamente al salón donde se iba a realizar el evento. Liesel se quedó sola con un dolor en el pecho, una sensación que le punza tan fuerte y con mucho dolor

Quiero arrancar esta sensación de mi pecho pero no puedo, saber que Tom estaba a algunas hora de casarse me hacía sentir como una estúpida, aunque esto era lo mejor, lo mejor para los dos. Tom, me hacía sentir diferente, la aventura y el peligro me llamaban cuando él estaba junto a mi, cuando el me miraba

Y Bill me hacía sentir diminuta, como si aún fuera un adolescente, me hacía sentir mimada abrazada a un amor eterno, ambos eran distintos, odiaba mi corazón por no saber comportarse, por haberme metido en este caos, pero no fue él quien eligió esto, no fui yo, ni Tom mucho menos Bill

Las lágrimas no tardaron en salir, se esparcen por todo su rostro sin algún aviso, sin control y mucho dolor, miro el móvil, y por alguna razón estaba esperándolo pero no había nada, el evento ya era un hecho y no había vuelta atrás, se puso de pie directamente a las encimeras y saco algunas latas de crema batida, quería enfocarse en el sabor riquísimo del producto, perder la cabeza con la sensación de la crema en vez de estar pensando en aquella boda

𝗕𝗮𝗱 𝗟𝗼𝘃𝗲 𝗧/𝟮; Tom and Bill KaulitzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora