NIEVE DE VAINILLA

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−Mama quiero visitar la tumba de papa.

−Tendrías que regresar a Londres hija.

−¿Irías conmigo?

−Tengo mucho trabajo mi amor, me gustaría ir pero no puedo.

−Entonces no tengo con quien ir−dije bajando la cabeza.

−Y Clements−dijo mama.

−¿Me dejarías ir con él?

−Si hija, y lo hago porque sé que no eres capaz de hacer cosas malas, mira que no quiero ser abuela tan joven.

−No mama, lo hablare con Clements−solo iría tres días y aprovecho nos vamos junto a la abuela.

Esta tarde nos veríamos Clements y yo, hay aprovecharía para decirle, esperaba que me dijera que sí. Comencé a alistarme para estar lista para lo hora, nos íbamos a ver en un parque que estaba cerca de casa.

−Mama, me voy.

−Cuídate hija.

Me dirigí hacia el parque, iba un poco tarde espero que Clements no piense que lo deje plantado, llegue al parque y se encontraba esperándome sentado en una banca.

−Llegué−dije y pego un brinquito.

−Gracias a dios, pensé que me habías dejado plantado.

−Perdón, se me hizo un poco tarde.

−No te preocupes, lo bueno que ya estas aquí, ¿quieres un helado?

−Si−dije sonriendo.

−¿Sabor?

−Vainilla, mi favorito?

−¿Tu favorito?, pensé que era el de fresa.

−Ese es mi segundo favorito.

−Toma−dijo dándome el cono de nieve.

−Clements−dije seria.

−¿Pasa algo?

−No, nada, solo quiero decirte algo.

−Si, dime lo que tú quieras.

−Me gustaría visitar la tumba de papa.

−Si.

−Y no tengo con quien ir, entonces pensé en ti, ¿Te gustaría ir conmigo?

−¿Es enserio?

−Si, es verdad.

−Seria un honor para mí acompañarte.

−Pero espera, necesito juntar un poco de dinero para comprar los boletos, seria un viaje corto de tres días, la abuela se va en dos días a Londres y seria buena idea irnos con ella, además te llevaría a conocer un poco de la cuidad donde nací.

−Me encantaría, pero ¿Nosotros solos?

−Si, solo tú y yo.

−Y la señora Conrrad−pregunto.

−Ella no ira, tiene mucho trabajo.

−Si, entiendo.

−Entonces, ¿Vas conmigo?

−Claro que sí.

Le di un abrazo y deposité un beso en su mejilla.

−Eso no me lo esperaba−dijo mientras se sonrojaba. Solté una risita.

−Fue un impulso−dije.

Fuimos a caminar para observar el bello atardecer que se formo en el cielo, nuestras manos chocaban pero ninguno de los dos se atrevía a dar el paso siguiente, hasta que sucedió, nuestras manos se entrelazaron y hay estábamos caminando agarrados de la mano.

−Tienes unas manos muy suaves−dijo Clements.

Solté una risita, duramos varios minutos así, hasta que hablo.

−Necesito hacer una llamada, ¿Me esperas aquí?

−Si−dije y se alejó un poco de mí, mientras yo observaba con atención a las personas del parque, me acorde de como Josh y yo íbamos al parque muy de seguido, pensaba y pensaba, pero ya era hora de olvidarme de él.

−Ellen, ¿estas bien?, Ellen.

−Estoy bien, perdón.

−Te hablaba y no respondías.

−¿Te pasa algo?

−No me pasa nada−dije con una sonrisa.

Seguimos caminando antes de que anocheciera, mientras platicábamos.

−A donde me llevaras−pregunto Clements.

−A casa de la abuela, al parque, a la playa si quisieras.

−Si, buena idea.

−Ellen, a donde te gustaría viajar a algún día.

−Pues a Francia, Venecia, Grecia, Egipto, ¿Por qué la pregunta?

−Solo tenía curiosidad.

Se hizo de noche y nuestra ultima parada fue en unas fuentes bailarinas eran preciosas.

−Son hermosas, pero no más que tu−dijo Clements.

−Si, lo son−dije soltando una risita.

Tenía que estar en casa antes de que mama llegara, pero la estaba pasando muy bien con Clements, el ya sabia que tenia que llegar temprano a casa y es por eso por lo que nos fuimos. Llegamos a casa, abrí la puerta, estaba a punto de bajar del auto pero Clements me detuvo.

−Espera, tengo algo que decirte.

−Si, dime.

−Nos vamos a Londres en dos días, alista tu maleta, ya compré los boletos, el de la abuela también.

−¿Quee? −dije sorprendida.

Amor PerfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora