SORPRESA

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Ya era novia de Clements y eso me llenaba de mucha emoción porque estaba comenzando de nuevo con mi vida, me volví a enamorar y esta vez era con el chico correcto. Tenía que ir a clases, una exposición sobre el cuerpo humano me esperaba, Clements pasaría por mi para irnos juntos a la universidad, pero ya era tarde y no llegaba. Mama estaba en el trabajo, me encontraba sola en casa como la mayoría del tiempo. Tocaron la puerta y claro era Clements.

−Buenos días princesa, discúlpame había mucho tráfico.

−Buenos días, Clements, no pasa nada−le di un beso en sus labios.

−Tengo algo que decirte.

−Si, dime−dije.

−Landon vendrá.

−¿Enserio?

−Sii, pero Lena aún no sabe, solo me lo dijo a mí.

−Lena se emocionará mucho.

−Si eso creo, necesito que arregles a Lena, le hare una broma que vamos al aeropuerto por mi padre pero no va a ser así, en realidad iremos por Landon.

−Está bien yo me encargo de eso.

−Por eso te amo tanto−dijo Clements dándome un beso.

Entramos a la uní tomados de la mano y por allí vimos a Lena.

−Lena, ¿Qué harás esta tarde? −dijo Clements.

−Ahh, no lo sé.

−Te gustaría acompañarnos al aeropuerto, papa vendrá.

−Claro, me encantaría.

Las clases comenzaron y me toco separarme de Clements, esta vez nuestras clases no coincidieron.

−Suerte en tu exposición amor−nos despedimos de un abrazo, Clements tenía que inclinarse un poco hacia a mi porque estaba muy alto y yo era una enana.

Me había tocado exponer con Lena, pero ella prefirió hacer dibujos y pegar recortes, a mí me dejo lo más difícil exponer, pero eso se me daba mucho y para mí era fácil.

−Lena y Ellen, con el tema del cuerpo humano, adelante señoritas−dijo el profesor.

−Vamos Lena.

−Suerte Ellen.

Expuse y me salió muy bien, bueno eso dijo el profesor, Lena solo me veía con una gran sonrisa mientras me dedicaba aplausos al igual que el resto del grupo.

−Excelente señoritas, pasen a sus lugares.

Sentí un descanso grande, era fácil pero me ponía muy nerviosa, a pesar de los nervios pude hacerlo. Seguimos con las demás clases que nos faltaban y pasaron muy rápido, a Lena se le hicieron eternas, me volteaba a ver cada ciertos minutos porque se quería salir de la clase. Salimos y Clements ya se encontraba esperándome afuera.

−¿Cómo te fue princesa?

−Muy bien, Lena solo sostenía el cartel y yo dije todo lo demás.

−La hubieras puesto a que ella expusiera.

−Nunca en la vida−dijo Lena.

Subimos al auto de Clements y no sabíamos a donde ir.

−Lena, ¿me puedo ir a tu casa?

−Claro amiga, vamos.

−Amor, me puedes llevar a casa de Lena.

−Si cariño.

No acostumbraba a decirle amor a Clements, pero aun así de vez en cuando le decía.

Notaba triste a Lena, solo miraba por la ventana del auto y con sus piernas encogidas.

Amor PerfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora