⋆ ˚。⋆୨5୧⋆ ˚。⋆

2.9K 102 172
                                    

Kyle cayó rendido a la cama, sudado y suspirando, Stan con una sonrisa juguetona se acostó a su lado y observo cada detalle de su rostro pálido, junto con su pelo rojizo algo mojado.

"Te amo" dijo sonriendo mirándolo.

" Yo..." Dijo kyle y dio unos jadeos suaves. "...también..." Dijo inaudible y a lo bajo, Stan apoyo su cabeza sobre el hombro de kyle con una sonrisa en sus labios.

Kyle regulo sus respiración y vio a Stan, noto que su chupón aún no se iba incluso cree que está más notorio, recordó de cuando se lo hizo, sintió un cosquilleo en sus labios queriendo volver a hacerlo, tenía que hacerlo, suavemente fue al cuello de Stan y le dio besos suaves y mantenidos, teniendo cuidado de no dejar ninguna marca.

"Me gustan tus besos ahí, kyle" dijo con una sonrisa echando su cabeza hacia arriba dejando que kyle le diera más besos allí.

MALA IDEA.

Después de unos minutos de silencio reconfortante Kyle ya había dejado de besar el cuello , y ahora ambos se encontraban en un cálido abrazo, permitiendo que sus emociones se comunicaran sin necesidad de palabras. Con un gesto de ternura, apoyó su cabeza en el pecho de Stan, sintiendo el latido constante de su corazón, como si fuera una melodía que solo ellos dos compartían en ese momento íntimo.

El suave murmullo de sus respiraciones sincronizadas llenó la habitación, creando un ambiente de tranquilidad en medio del caos del mundo exterior. Compartieron pensamientos fugaces y risas suaves, como si sus almas estuvieran conectadas en una conversación silenciosa que solo ellos podían entender.

Tras unos preciosos instantes de conexión profunda, Kyle se separó lentamente, sus ojos encontraron los de Stan con un brillo de afecto y gratitud. Sabían que esa despedida momentánea era inevitable, pero su vínculo era lo suficientemente fuerte como para resistir la distancia.

Con un último gesto de amor, Kyle se acercó y depositó un beso suave en los labios de Stan, sellando sus sentimientos en ese dulce contacto. Se alejó con una sonrisa triste pero esperanzadora, y con movimientos gráciles, se deslizó por la ventana hacia el exterior, dejando atrás la calidez del hogar de Stan.

A medida que se dirigía a su casa, la luz de la luna iluminaba su camino, acompañándolo en su recorrido nocturno. La sensación del beso de despedida permanecía en sus labios, un recordatorio constante de la conexión profunda que compartía con Stan. A pesar de la distancia física, sabían que su lazo emocional seguiría siendo inquebrantable, y que el amor que compartían les daría la fuerza para enfrentar cualquier obstáculo que se interpusiera en su camino.

Sonrió al pensarlo.

Al día siguiente.

Stan, somnoliento pero determinado, abandonó su cama y se deslizó fuera de ella con cautela, tratando de no perturbar el sueño de su madre. Sus ojos se encontraron con la figura de su padre en la habitación, pero optó por ignorarlo y encaminarse hacia el baño. Al enfrentarse al espejo, una sensación de escalofrío recorrió su cuerpo cuando notó los chupones en su cuello. Aunque apenas eran perceptibles, eran varios, y el rubor invadió sus mejillas al instante.

En ese preciso momento, la puerta del baño se abrió y el padre de Stan lo observó con sorpresa. Sin palabras, lo examinó detenidamente antes de acercarse a él.

"Son...?" preguntó su padre, acercando su mano hacia el cuello de Stan, quien asintió con culpa.

"Que tu madre no se entere, es muy quisquillosa, ya la conoces", susurró su padre mientras abría un cajón lleno del maquillaje de Sharon, la madre de Stan.

"Quédate quieto", indicó su padre con firmeza mientras comenzaba a disimular los chupones con maquillaje hábilmente.

"Normalmente te permitiría quedarte en casa, pero Sharon se molestaría, ya sabes cómo es cuando está en sus días", añadió mientras rodaba los ojos y finalizaba de ocultar las marcas.

"No lo niegues más " StyleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora