Los Belov

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La familia Belov era una familia oriunda de Rusia, sus raíces humildes y vivían en una casa acogedora en las afueras de la ciudad, rodeados de naturaleza y tranquilidad. Tenían un perro llamado Makarov, que les hacía compañía y les alegraba el día con sus travesuras.

Los padres, Sergei y Larisa, se querían mucho y se apoyaban en todo. Sergei era ingeniero y trabajaba en una empresa de energías renovables. Larisa era profesora de música y daba clases particulares a niños y niñas. Ambos disfrutaban de su trabajo y se sentían realizados.

Los hijos, Alexei y Ekaterina, eran unos muchachos inteligentes, curiosos y cariñosos. Alexei tenía 19 años y le encantaba leer libros de aventuras y ciencia ficción. Sofía tenía 13 años y le gustaba dibujar, bailar y cantar. Los dos se llevaban muy bien y bromeaban juntos a menudo.

La familia Belov solía hacer actividades juntos los fines de semana. A veces iban al cine, al parque o al museo. Otras veces hacían excursiones al campo, a la playa o a la montaña. También les gustaba quedarse en casa y ver películas, jugar a juegos de mesa o cocinar pasteles.

La familia Belov era feliz porque se querían, se respetaban y se divertían juntos. Sabían que lo más importante era estar unidos y compartir los buenos y los malos momentos. Eran una familia sencilla, pero llena de amor.

—Bueno hijos míos —dice el padre de familia, Sergei cuando todos cenaban en el comedor—. Al parecer ese fin de semana no habrá ninguna actividad por la cuestión de la guerra que se esta viviendo, lo siento muchachos.

—No importa papá —Dice Alexei, el hijo mayor—. Además, tenía mucha tarea de la universidad así que ni a patadas iba a poder ir.

—¡Alexei Belov! —Exclama la madre, Larisa con carácter—. Ya hemos hablado de esto, no dejes acumular la tarea, no dejes todo para última hora.

—Ja, ja, ja —se ríe la hermana menor, Ekaterina—. Yo si hice mi tarea a tiempo je, je, je.

—Ah pero cierra la boca —le dice Alexei un poco irritado por el comentario de su hermana—. Además, eso no te sirvió de nada porque de todas maneras no haremos ninguna actividad esta semana, ¡ja!

—Pero mi tarea la hago porque es mi responsabilidad Alexei —repone Ekaterina mientras que Alexei queda cómicamente estupefacto.

—Ja, ja, ja —se ríe el padre frunciendo el ceño y con los brazos cruzados—. Ahora si que perdiste Alexei, ¿cuantas veces ya haz perdido contra tu hermana esta semana? A ver... creo que fueron uno, dos tres, cuatro...

—¡A ver! —exclama Alexei irritado pero sin dejar de ser gracioso interrumpiendo a su padre—. Ya sé que mi hermanas a veces me gana ¡pero no es necesario contarlas!

—¿A veces Alexei? —le pregunta la madre en tono de burla, con sus ojos cerrados, frunciendo el ceño y también con los brazos cruzados—. Que yo sepa tú hermana te ha ganado en todas y cada una de las 16 discusiones que tuvieron esta semana.

—¡¡¡Ah!!! ¡Ya cállense! —exclama Alexei frustrado mientras que su familia se ríe en gesto de broma.

—Ya, ya, dejemos a Alexei y mejor vamos ir a dormir, hoy hice la cena muy tarde la verdad, estoy exhausta.

—La verdad es que el trabajo estuvo pesado —dice el padre de familia Sergei al tiempo que se da un estirón—. Tanto así que el jefe me dijo que me daría un aumento ja, ja, ja... ahora no se si creerle.

—Hoy mis alumnos y yo estuvimos practicando fuertemente para el concurso de música que vendrá la próxima semana, me sorprendió la determinación que tienen, sabía que tenían algo especial.

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⏰ Última actualización: May 17 ⏰

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