Recuerdos de Lucifer

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   Cuando fui exiliado de la ciudad de plata, luego de que me arrancaron mis hermosas alas y encarcelado en el infierno todo cambio para mi, quería tener mi propio trono y mi padre me dió uno en forma de burla, uno donde no podía ver a los súpitos, uno que privó mi libertad completa, uno donde fui acumulando mi ira durante milenios.

   Completamente solo a mi suerte en una maldita pocilga, en la punta de un volcán activo que constantemente arrojaba su magma ardiente en aquella celda donde yo me encontraba ¿ese fue el castigo que me impuso a mi? Yo que soy su hijo, si es así no me quiero imaginar con sus experimentos que él llama "seres vivos".

   Los años pasaban, yo tenía la esperanza de que un día me sacarían de allí mientras que estuve en posición fetal, las décadas pasaban, la esperanza se convirtió en desesperación, maldita depresión que hizo que me convirtiera en un ser débil ante aquella constante tortura, los siglos pasaron, la esperanza se ha esfumado y solo quedó la desolación, que patético, pase de ser la luz de todos a solo ser una sombra, llegó el milenio y con él llegó la hora de levantarme, en todo ese tiempo no me había dado cuenta que la mayor tortura por la que pase sólo estuvo en mi cabeza, el dolor lo reemplace por ira, la soledad la aplaste con una nueva esperanza y la desesperación la destruí con la nueva fuerza que estaba creciendo en mi ser, en mi alma y en mi mente.

   Mientras que el fuego me abrazaba y las cadenas me aprisionaban yo entrenaba todos los días, con el corazón de hierro y la rabia de guía, pasaron los días, podía sentir como la fuerza alimentaba cada parte de mi, pasaron los años, ya estaba completamente rehabilitado pero no frenaría ahí, pasaron los siglos, ya no era un simple ángel más, llegó el milenio y llegó lo que más deseaba; la perfección de mi ser, entre el fuego nacieron nuevas alas con la punta de las plumas incandescentes y entre la ira salieron dos cachos.

   Esta es la nueva y mejorada versión de mi, esta forma lo refleja de manera perfecta; refleja todo lo que tuve que pasar para evolucionar, todo lo que tuve que erradicar de mi mismo, ahora estoy en un trono, el trono que siempre quise y ese trono soy yo.

   —¿Que está pasando Adramelech? —pregunta Lucifer sin mostrar curiosidad.

   —Su padre está combatiendo junto a sus hermanos señor —le responde Adramelech mientras se inclina un poco en señal de reverencia.

   —Quiero más detalles —dice Lucifer al tiempo que cruza las piernas y entrelaza los dedos de sus manos.

   —Su padre dejó que un ser vivo se convirtiera en un ser inmortal de tipo aeternitas y ya sabe que ese tipo de inmortalidad te proporciona una...

   —Fuerza descomunal —interrumpe Lucifer—. Y vida eterna pero la desventaja de los aeternitas es que ellos no pueden revivir, después de todo la inmortalidad de los ángeles es de ese tipo, incluyéndome.

   —Si señor, al parecer él está cumpliendo su parte del trato, su plan está marchando correctamente señor.

   —Mm al parecer si —dice Lucifer mientras recuerda las palabras que le dio Miguel antes de ir a combatir contra Izaro.

   —¿Que pasa señor?

   —Nada, iré a ver algo —dice Lucifer al tiempo que se levanta de su trono y despliega sus alas para luego despegar con un solo movimiento de estas dejando cenizas incandescentes en el aire.

   Sobrevuela por encima de las almas agonizando entre dolor y lágrimas, pidiendo clemencia a aquel ángel que los veía con lastima y repudio, logró notar a la distancia que los demonios construyeron edificaciones Aterriza con fuerza en frente de una gran puerta con la madera carbonizada y una pequeña puerta que estaba un poco abierta.

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