C A P Í T U L O 1 3

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Le había pedido a mi madre que me fuese a buscar, y ella había accedido trás una pequeña plática acerca de la hora y lo rara que sonaba mi voz a través del teléfono.

Sí, pasaban de la una de la mañana y quizás había tomado un par de copas de cerveza, pero nada que no pudiera controlar.

Necesitaba sacar de mi cabeza la imagen de Aaron besándome, debía olvidar que eso había sucedido, debía ignorar lo maravilloso que había sido ese momento y todas las sensaciones que sintió mi cuerpo cuando estuvo cerca del suyo.

¿Por qué tenía que ser Aaron?

Lo había visto besar a Lorena locamente en su balcón, y luego había negado salir con ella; pasó de su cara en muchas ocasiones, lo había visto besar a Monserrat con ferviente deseo, y luego la había ignorado en la fiesta y en su lugar me había perseguido a mí.

Esos eran claros ejemplos de que cometía un error al dejarme llevar por sus hechizantes ojos y sus deliciosos labios.

Era evidente que para él, yo sólo era una pieza más del puzzle.

Pero aunque tuviera claro todo eso, no podía dejar de pensar en sus ojos, mirándome fijamente mientras besaba a otra, en su sonrisa, y en su labios que me devoraran cada vez que cerraba los ojos.

¿Acaso era una maldición?
¿Tal vez un amarre del cuál no tenía conocimiento?

Fuese lo que fuese. Tenía que olvidarlo.

El sonido de una bocina me sacó de mis pensamientos, era mi madre que había llegado en su auto.

Me acerqué rápidamente y subí en el asiento del copiloto.

—Hola mamá. —la saludé dulcemente y me puse el cinturón de seguridad.

—Cariño. ¿Estás bien? —preguntó con evidente preocupación.

Yo asentí, pero el nudo en mi garganta crecía cada vez que la miraba. No me perdonaba por haber cedido a aquellos labios y haber traicionando mi dignidad.

—Sí. Pero estoy cansada. ¿Puedo poner música? —respondí, señalando el estéreo.

—Claro. Pon lo que te guste.

Yo sonreí y encendí aquel artefacto, lo conecté vía Bluetooth con mi celular y reproducí una canción que debería darme paz, pero en su lugar me hacía rememorar el instante en que había sucedido todo.

Si cerraba los ojos aún podía sentir su olor.

Cuz I've made some real big mistakes, but You make the worst one look fine, i should've known it was strange, You only come out at night, I used to think I was Smart, but you made me look so naive, the way u sold me for parts, as you sunk your teeth into me, oh oh, bloodsucker, Famefucker, bleeding me dry like a gooddamn vampire.

Olivia Rodrigo siempre lograba deprimirme más de lo que desearía, aunque no puedo negar que me encanta su música y en este momento coincidía justamente con lo que estaba sintiendo.

Recosté mi cabeza contra el espaldar del asiento y cerré los ojos hasta llegar a la casa.

Mi madre me preguntó si necesitaba algo más, pero yo decliné, y decidí introducirme en mi habitación.

El peso dentro de mi pecho era tan grande que sentía que me estaba ahogando.

Quizás era una reacción exagerada, había estado tanto tiempo rehuyendo de los chicos, que esta situación me caía cómo un balde de agua fría en la cabeza.

¡Había sido una tonta!

Tenía que haberle empujado antes, no debí esperar que sus manos tocaran mi piel y me hicieran sentir tan viva.

El Chico Del Balcón Vecino © REESCRIBIENDO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora