C A P Í T U L O 2 3

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AARON

No podía entrar.

Por más que golpeaba la puerta y trataba con todas mis fuerzas de echarla abajo, nada funcionaba.

Violeta seguía encerrada.

-¡Voy a tirar la puerta! -advertí mientras surtía la puerta a patadas.

Ella no respondía. No hablaba, no lloraba, me tenía al borde de una ataque cardíaco.

Era mi culpa que ella estuviera así, no debí engañarla. No debí irme y dejarla sola llorando, pero ahora era imposible deshacer mis acciones.

-¡Violet!

***

Meses después

-¡Esta es nuestra última pelea! ¡Vete de mi casa! -bramé señalando la puerta, sentía tanta furia que prefería que se fuera antes de explotar en su contra, ella tenía su maleta púrpura en la mano y me miraba con los ojos llenos de lágrimas, intentando ablandarme para continuar con nuestra mierda de relación.

Pero ya no había vuelta atrás. Estaba decidido.

Violeta fue mi novia desde la secundaria, habíamos pasado por muchas cosas juntos, ella me apoyó siempre en todos mis sueños locos, y yo a ella, nos mudamos juntos, fuimos muy felices y disfrutamos los mejores años juntos, pero ya nada fluía entre nosotros y no lo soportaba más, una pelea tras la otra, celos, rencor y arrepentimiento, todo eso acabó con lo nuestro.

Era consciente de que fue mi culpa, yo la engañé, pero ella fingió perdonarme y ahora no perdía ni una oportunidad para recordarme lo que había hecho.

Ya no funcionábamos.

Violeta no quería entender eso, ella quería continuar aunque sabía que nos habíamos convertido en una pareja tóxica.

Pero para mí, todo se había terminado.


***

1 año después

Ese año fue con creces el peor de todos, me fui de casa, mi hermana tuvo un accidente en el cuál perdió una pierna, Violeta se suicidó después de una temporada cargando con una depresión incontrolable, y yo me sentía responsable por todo lo que había pasado.

Pensé que ya no debía seguir respirando, era mi culpa que ella ya no estuviera viva, así que intenté morir yo también. Pero mi madre me encontró antes y me encerró en un internado en el cuál estuve un año y medio.

Salí dispuesto a retomar mi vida. Me fui de Inglaterra por qué ya no podía aguantar más a mi padre, sus insultos y su presión.

¿Yo tenía que hacerme cargo del negocio familiar?

Y una mierda.

Mi vida estaba en los escenarios, en las letras, en la guitarra, no iba a permitir que mi padre me arrebatara mi sueño cómo lo había hecho anteriormente con mi hermano.

Harry era hijo de otra mujer con mi padre, era tan sólo cinco años mayor que yo, pero ya era una copia exacta de mi progenitor, a pesar de ser tan bueno en finanzas y salir graduado con honores de la universidad, mi padre insistía en que yo debía tomar el mando de la empresa en el futuro porque Harry era sólo el fruto de una aventura sin sentido.

El Chico Del Balcón Vecino © REESCRIBIENDO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora