—Ya obtuviste lo que deseabas ¿No? Así que creo que es un buen momento para dejar en claro lo que quieres de mí.Me crucé de brazos, esperando una respuesta.
—Que dejes de provocarme, Sofía. Y me digas de una puta vez que te gusto. —declaró, dejándome sin palabras.
Realmente, su egocéntrica forma de ser era algo que no podía soportar. No importaba cuán guapo, interesante o divertido fuera, esa manera de hablar, cómo si fuese el dueño del mundo, hacía mucho más peso en la balanza.
—Es que no me gustas, Aaron. No me gustas para nada. —mentí mientras ignoraba su mirada.
—¿Te atreves a decírmelo de cerca? —susurró dando un paso en mi dirección.
—Escucha, no estamos en una peli de romance. Esto es la vida real, y en la vida real, la chica no es tan tonta cómo para caer en las redes de un tipo cómo tú. —expliqué mientras señalaba su pecho, pero simplemente no podía controlar los latidos de mi corazón—. Ya he pasado por esto.
—¿Un tipo cómo yo? —levantó la comisura de sus labios con gracia y suspiró profundamente.
—Egoísta, egocéntrico, estúpido. —enumeré mientras lo miraba con rencor—. Se me ocurren muchas palabras con E.
Él empezó a reír. ¿Qué era tan gracioso?
—Por dios, bonita. Es que no te lo crees ni tú misma.
—¿Qué?
—Que no tienes ganas de besarme. —dijo acercándose peligrosamente, estábamos tan cerca que empecé a dudar de mí autocontrol—. Que no quieres irte de este puto lugar conmigo.
Otro paso más y estaría a milímetros de mi cara.
—Dices eso por qué estás borracho. Mañana lo olvidarás todo y yo quedaré cómo la tonta niña de diecisiete que cayó rendida a tus pies. Otra pobre estúpida que agregarás a tú lista. Eso es lo que quieres. Demostrar que eres irresistible. —levanté una ceja y sus líneas de expresión se arrugaron.
—¿Por qué piensas que quiero demostrar algo?
—Por qué yo no te gusto. Sólo soy un pasatiempo en tú increíble vida. Ni si quiera me conoces. No es tan difícil de ver. —mencionr con total certeza.
—No eres un pasatiempo. Y si te conozco lo suficiente para decir que me gustas. Es más, puedo demostrarlo. —aseguró con una sonrisa de esas que te desarman y te dejan sin palabras, luego me atrajo con fuerza por la cintura y atrapó mis labios con una intensidad deliciosa.
No supe cómo reaccionar, sólo cerré los ojos por un segundo.
Jamás me habían besado de esa forma. Jamás me habían tocado de esa forma.
De repente Aarón sonrió alejándose de mí, no me había dado cuenta que mis manos se habían enrredado en su cuello de manera misteriosa.
—¿Lo entiendes ahora? ¡Estás colada por mí! Pero que tontita eres...
¿Había vuelto a caer en los encantos de Aaron? ¡Imposible!
¡No!
Su risa burlesca resonó en mis oídos. Su dedo me señaló con diversión y de repente su voz empezó a sonar cómo si estuviese dentro de un tanque de agua. Lorena apareció y sus risas se mezclaron e mi contra.
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El Chico Del Balcón Vecino © REESCRIBIENDO
ChickLit¿Qué podrían tener en común un carismático guitarrista y una solitaria chica de diecisiete años? *** Sofía odia estar rodeada de personas, el hard-rock y los hombres, aunque en el fondo sueña con un príncipe azul que le ayude a salir del capullito d...