Capítulo XXIV

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¿Estás bien?

Llego después de las tres de la tarde a casa en el auto de Matt, estaba en su apartamento. Su brownie le quedó muy bien, pensé que sería un desastre, pero resultó de maravilla, incluso traje un poco a mi madre, ya que no quiero tener un atracón comiendo dulces. Hoy es domingo, así que termino de arreglar mis cosas para mañana en la ferretería, el gimnasio y todo lo demás. Estoy por terminar de anotar lo que ya hice en mi agenda cuando entran a mi habitación sin tocar. Me doy la vuelta para regañar a quién seguramente es Laura, pero no le digo nada al observar su rostro. Ella cierra la puerta con seguro, se sienta en mi cama con una expresión de aflicción evidente y lanza su cuerpo de medio lado sobre las sábanas.

-¿Qué sucede? -le digo preocupada acercándome a ella.

La última vez que la vi así fue cuando caí en aquel cuadro depresivo.

-Es Jesús -dice sin más.

-¿Qué te hizo? -digo seria, la voz me salió mucho más grave de lo que esperaba.

¿Qué se atrevió hacerle a mi hermana? Tengo tantos escenarios que van a millones por segundo por mi mente que no puedo evitar el dolor de cabeza que va haciendo presencia de a poco.

-No... No hizo nada malo, no es lo que piensas -dice con los ojos cristalinos en medio de una suave risa burlona por mi reacción.

-¿Entonces? -. Siento un malestar en el estómago que me hace respirar profundamente.

Tengo que calmarme, seguro no es para tanto, aunque mi cuerpo no lo percibe así.

-No le he dicho a mamá tan siquiera, pensé que él se emocionaría por la noticia, por eso decidí contárselo primero a él...

Abro tanto los ojos que creo que quieren salirse de sus cuencas.

-¡¿Estás embarazada?! -digo en un susurro.

-¡¿Qué?! ¡No! -dice Laura con expresión de horror -. ¿No puedes pensar en otra cosa?

Dios, no es embarazo, ¡Qué susto! Siento que la calma invade mi cuerpo y me acuesto a su lado quedando en una posición cómoda para hablar.

-Habla entonces, me tienes en suspenso...

-Déjame hablar entonces.

La miro mal y la empujo un poco con mi pierna.

-Respeta, niña.

Ella me mira entornando los ojos, pero no dice nada al respecto.

-Es que en la universidad me eligieron para ser programadora y creadora de videojuegos por contrato durante un año. Lo complicado es que será en Francia o España, depende del lugar que me toque. Somos diez en total, cinco para un lado y cinco para el otro. Claro, ellos dirán en estos días quienes irán a Francia, ya que necesitan que, esos cinco, hablen francés. La universidad se encarga de enseñar este idioma a quienes lo requieran. Lo malo es que Jesús pensó que yo le decía esto para romper con nuestra relación. Todo terminó mal porque él no quería aceptar que iba lejos y antes de que yo le dijera algo al respecto de nuestra relación, cortó conmigo. No quería escuchar nada de mí. Se fue llorando, hermana... y yo me quedé plantada como una estúpida en medio del parque donde estábamos hace unas horas. Yo no quiero terminar con él, además, falta un año para iniciar ese curso fuera del país. Lo he llamado, pero no me contesta. ¡Todo terminó!

Ella se cubre el rostro con sus manos mientras solloza en silencio, su cuerpo sufre leves espasmos y gimoteos que me parten el alma. Yo siempre la veré cómo la niña que tengo que cuidar.

-Dios, esto no debería ser causal de sufrimiento. Primero que todo, ¡Felicidades! -le digo abrazándola cariñosamente -. Segundo, es tu sueño de toda la vida, ser una creadora y programadora de videojuegos, eso me llena de orgullo que seas la mejor en lo que haces y, tercero... -digo en un tono severo -. Si él no acepta que vas a cumplir tus sueños, se lo pierde. Él es quien está mal. No te quiso escuchar siquiera. ¿Cómo se atreve? Estas cosas se hablan, no se malinterpretan. Sé que es un buen chico y quizás es eso, que tiene miedo a perderte, pero está actuando como un idiota, él debe comprender la situación y escucharte. Si no es así, que se vaya a comer una montaña de empanadas, pero llenas de mier...

Después De La Tormenta [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora