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170 días antes de

Samamtha se encontraba con Ama, Ari y Molly en la casa de una diseñadora de modas.

Su amiga les había pedido ser sus damas de honor, a lo cual accedieron, hace más de quince años que eran mejores amigas.

Aquellas tres chicas, dos casadas y una soltera, amaban demasiado a su amiga castaña. Estaban orgullosas de ella, después de todo lo que Molly había vivido, todo parecía ir bien.

— ¿Para cuando quieren los vestidos? — pregunto la señorita que las estaba atendiendo.

— Para un mes antes de mi boda — hablo Molly —. O sea que, para Junio de este año.

La chica anotaba mientras que una pelirosa observaba todo, había cientos de vestidos de damas y novias, pero fue en ese momento cuando un vestido en específico, llamó su atención.

Y, por alguna razón, se imagino en él, se imagino caminando al altar siendo esperada por Felix. Sus mejillas se tornaron rojas mientras desviaba su vista a otro lado.

Pero Molly lo noto. Noto el brillo que se asomo cuando la pelirosa miraba el vestido que estaba a través de la vitrina.

Era un vestido que no estaba a la venta, aunque interesantemente cuando Ronaldo la había acompañado, fue el primero que les ofrecieron,  indicándoles que no a cualquiera podría ser vendido.

Solo para aquellos amantes verdaderos.

Molly y Ronaldo eran uno de ellos, pero ellos reclinaron la oferta.

— El pedido será entregado para esa fecha — indicó la asistente estrechando las manso con las de la novia.

🍂

Samy caminaba por las solas calles de Monlurt, hace unas horas se había despedido de sus amigas indicándoles que quería irse a casa caminando.

Ella sabía que, todo lo que les había dicho era mentira. No quería llegar a casa, realmente, ni siquiera sabía que quería.

Tantas emociones y oxitocina que creaban su cuerpo, era tan agotado.

Aún más cuando parecía que todo había quedado estancado. Sin ningún progreso.

Sabía que conocerse llevaba tiempo. Pero por alguna extraña razón sentía que tenía poco tiempo a lado de Felix.

Al doblar a la esquina que la dejaba enfrente de la entrada de su edificio, miró a Felix.

Un cosquilleo se hizo presente y su corazón se aceleró, parecía empezar a acostumbrarse a ello.

Así que con cierta incertidumbre, se acercó al pelinegro.

— ¿Felix? — hablo ella captando la atención de él y su reacción hizo que la pelirosa sonriera. Parecía que lo habían atrapado haciendo un delito.

— Samantha — afirmó él mientras colocaba sus manos hacia detrás, todo era tan estraño para la chica.

— ¿Qué haces por estos rumbos? — indagó mientras trataba de no querer averiguar qué es lo que él chico traía detrás de él.

Ghostin [Riverducción]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora