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Todas las estrellas

Cuando los tres habían terminado de comer, Rocío se había ofrecido para limpiar, Samantha tenía que irse ya, porque sin darse cuenta el sol se había ocultado y era una hora de regreso hacia su departamento.

— Nos vemos — anuncio la pelirosa, Rocío solo le dio un asentimiento mientras que Felix la acompañaba hasta la puerta.

Iban a la misma distancia y sintonia, sus brazos de ves en cuando se rosaban mandando corrientes eléctricas al cuerpo de ambos.

No querían decirse adiós.

Pero era necesario, mañana sería otro día.

Aunque Felix no pensaba de esa manera.

Al llegar al resividor Felix habló primero —. Déjame llevarte a tu casa.

La mirada de ambos habían chocado contra la del otro, una con impaciencia y la otra con sorpresa.

— Pero, ya es tarde — claro que Samantha deseaba pasar más tiempo con Felix, pero el no podía regresar tan tarde.

Podría darle sueño en el transcurso de regreso y podía ocasionar un accidente. Si eso ocurria, Samantha jamás se lo perdonaría.

— También es tarde para que conduzcas por las calles sola — se defendió el pelinegro.

Así, por unos intercambios de argumentos, la pelirosa había aceptado que Felix la llevará.

Alejándose de ella, corrió a la parte de adentro. Le avisaría a su amiga que iría a dejar a su alumna y después regresaría.

Incluso él sabía que debía dejar la casa unas horas, porque Aldo estaba a nada de volver del viaje.

Claro que eso no lo sabía Rocío, puesto a que era una sorpresa para ella.

Tomando un abrigo y sus llaves regreso a lado de Samantha que lo esperaba sentanda en el suelo de la entrada.

Observarla contemplando el estrellado cielo, era una obra de arte para el pelinegro.

Porque ante sus ojos, una estrella miraba a otras admirandolas.

— ¿Conduces tú o yo? — fue lo primero que dijo para captar la atención de la chica.

— Tú, yo aún estoy cansada — proclamó esperando a que Felix soltara un comentario sarcástico diciéndole que por esa misma razón no la había dejado ir sola.

— Bien.

Adelantándose y atrapando las llaves en el aire, Felix le abrió cordialmente la puerta del copiloto del auto.

Quería que fuera a su lado.

Un cosquilleo recorrió el vientre de Samantha mientras su rostro se pintaba de un tono carmín.

Estar con él era tan nuevo.

Por lo que solo terminando de subirse, le ayudo a ponerse el cinturón de seguridad. Sus respiraciones estaban nuevamente tan cercas. El olor a colonia de hombre parecía haber embriagado a Samy.

Así que tragando saliva, lo miró a los ojos cuando esté acabó, pero no dijo nada y desvío la mirada.

Felix cerró su puerta y rodeo el auto, para luego montarse en él y ponerse en marcha.

Así, con las luces del lugar iluminandoles el camino, Samantha pego su rostro a la ventanilla mientras apretaba las piernas.

Felix al contrario se concentro en manejar apretando  el volante, el olor de su Samy inundaba cada pequeño espacio del auto.

Ambos parecían estar por entrar en un limbo.

Pero no dijieron nada y se dejaron embriagar por la música que sonaba.

🍂

U

na hora después habían llegado al departamento de Samantha, tal parecía que el destino Los quería juntos, hace poco Felix había adquirido uno de los pisos de arriba de donde quedaba el de la pelirosa.

Pero no le dijo nada.

Por lo que al bajarse del auto en ves de despedirse, el pelinegro se tomo la molestia de acompañarla hasta su piso.

En silencio llegaron a la puerta del hogar de Samy.

— Gracias — dijo ella al estar un paso adentro de su departamento.

— No hay de que — comento él mientras metía sus manos a su chaqueta —. Nos vemos mañana.

Cuando dijo eso sus pies no se movieron, por más que quiso, se quedó estático.

Ella lo noto, así que alzando la mirada, sus cuerpos estaban tan juntos de nuevo.

Felix la tomó de la cintura y balbuceo algo que ella no alcanzó a comprender, para después asaltar su boca y fundirse en un beso.

Al principio la chica no sabía que estaba sucediendo, hasta que el agarre que Felix ejercía sobre ella la hicieran reaccionar, para así poder participar también.

Y, ahí, en una noche fría, compartieron por primera ves, un beso.

Las respiraciones de ambos se había  tornado agitada, llegando a pareserse a los gemidos, sus cuerpos se frotaba entré si mientas una pelea por saber quien demandaba a quien se hacía presente.

Ambos querían el controlo de aquel beso, por lo que sin notarlo, Samantha había terminado enrollando sus piernas en las caderas de Felix mientras que este la tenía contra la pared.



























































































KHEEEEE SE NOS BESUQUARON

pido perdón por tan poca calidad en el beso pero tiene más de un año que no escribo.

7,000 LECTURAS KHEEEEEEEE

MIL GRACIAS fantasmas

bueno, ahora si, me retiró porque necesito terminar de alistar para la escuela.

Besos.

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