Ghostin [Riverducción]

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"Si no tengo la energía ya para tener la guardia arriba, yo peleó con la guardia abajo".   —Rivers gg

"Yo le voy a Rivers"

"Claro que va a ganar mi gay favorita".

"Creo que Samantha Rivera ganara".

"Tengo totalmente mi fe ciega en Rivers".

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Semanas después.

El día había llegado ya, los rayos de sol atravesaron los cristales de la ventana invadiendo el rostro de Samantha, entonces está se removió buscando el cuerpo de su esposo encontrándose con un espacio frío.

Aún con pereza se paro de la cama y empezó a caminar por la estancia descalza buscando a su esposo, y, sin hacer tanto esfuerzo se lo encontró de espalda cocinando.

Ella sonrió de lado, así que sin hacer ruido fue detrás de él para pasar sus manos por la cintura de Félix.

Y en vez de asustarse empezó a reír.

—¿Cómo que no te asuste? — cuestiono la chica mientras renegaba como niña de cinco años.

Él volteo y beso la comisura de los labios de su esposa.

—Haces mucho ruido amor — le contesto a su duda mientras pasaba sus manos por la cintura de la chica.

—¿Enserio?

—Asi es — dijo el en un susurro en la piel del cuello de la chica, para luego empezar a dejar besos húmedos sobre su piel.

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Luego de desayunar Molly y Ronaldo llegaron junto a un estilista, quien arreglaría a Samantha.

—Hola lesbiana de closet —saludo su amiga mientras besaba su mejilla.

—Hola puta barata — le devolvio el saludo mientras que los otros dos amigos se saludaban más educado.

—¿Acaso nunca se podrán hablar decentemente?— cuestiono Ronaldo mientras se acerca a ellas y saludaba a Samantha.

—No — contestaron ambas al uniso, Félix rio.

—¿Cómo te sientes Rivers? — cuestino Ronaldo luego de negar por la respuesta anterior.

—Bien — contestó mientras sonreia y se dejaba hacer por el estilista.

—¿Nada de nervios?

—Cómo va a tener nervios esta lesbiana si se va a agarrar a abrazos a Camile — Molly miro obvio a su pareja —. Claro que no tiene nervios porque a esta vieja rara le gusta golpear a la gente, por eso te decía que Félix me preocupa, él pobre está en peligro de extinción.

Ronaldo rodó los ojos y agradecio que su esposa no lo notará porque si lo hubiera cachado, ya lo hubiera agarrado a golpes.

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—¡Hola Samy! — grito Ari entrando al lugar que le habían asignado a Rivers.

Ella se acercó a su amiga y la abrazo, cuando la hija de su amiga se metió entre ambas y se abrazo a Samantha, pues apesar de tener dos años, la niña era muy inteligente.