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—Liam, si quieres que te de un polo, debes quitarte la mano del paquete— dijo Debbie mirando a su hermanito.
Yo lo mire y volvi mi vista al helado que estaba en mi mano, sacudí la cabeza e hice una mueca de asco. Me levante y camine hacia Carl.
—Dame eso— dije quitandole el soplete de la mano, el rodó sus ojos —Toma.
Le di mi helado y el lo empezó a comer mirándome a los ojos.
—Quita esa cara— dije volviendo con las chicas.
Salí de la casa de los Gallagher y di la vuelta a la manzana.
Mire con nostalgia la que era mi antigua casa, en la cual no vivo desde hace meses.
Seguí mi camino por las calles del pueblo, tenía cierta angustia en mi, vivo con los Gallagher desde que me quitaron la casa, y si bien pago la luz y todo eso, siento que no estoy pagando lo suficiente a ellos.
Solte un suspiro al acercarme a la esquina donde habían varios hombres parados ahí.
—Oye niña, no eres de por aqui— hablo primero el hombre de color, yo lo mire —Mejor vuelve a tu casa si no quieres problemas.
—Me llamó Linda Rodrigo— dije y el tipo que parecía ser el jefe se enredado a camino hacia mi, me estampó contra la pared.
—¿Rodrigo? ¿Hija de José Rodrigo?
—Es mi padre— asenti y su agarre en mi cuello se intensificó.
—Tu padre me debe mucha pasta mocosa, ¿donde se esconde el cobarde?
—No lo se— dije sincera, casi sin poder respirar —Tampoco me interesa, por favor, déjame.
—¿Entonces que coño haces por estos lados?— dijo soltandome.
—Quiero conseguir trabajo, aqui— alcare y el rio junto a su gente —¿Que?
—Vete de aquí cría, no querrás pertenecer a este mundo.
—Si que quiero, ¿Crees que no se lo que conlleva esto que hacen ustedes?— pregunte enderezandome.
—Es obvio que no, sino no estarías aquí pidiéndome trabajo, además, ¿Por que aquí? Tu padre le debe dinero a medio pueblo, si saben que eres su hija, te mataran.
—Por eso precisamente vine con ustedes— le comenté —Estoy en peligro teniendo su apellido y sangre, pero ustedes podrían cuidarme, ¿verdad?
—No niña, así no son las cosas— nego con la cabeza alejándose —mejor consiguete una niñera y problema resuelto.
—Pero podrían serlo, señor— me pare delante de él —Piénselo bien, soy pequeña, adorable, la gente confía en mi, necesito la pasta.
