Era más un día ordinario como cualquier otro y no tan diferente de los demás, Leonela iniciaba un debate sobre nuestro matrimonio. Ya no podía soportarlo todo. Estaba agotador para mí. Todos los días era lo mismo, despertaba con ella quejándose, salía a trabajar y cuando llegaba de noche era otra discusión. Huía de todo aquello como el diablo huía de la cruz. Pero era inevitable no ceder a todo. Amaba a mi familia y hacía todo lo posible para verlas felices. Sé que viajaba mucho, pasaba noches atrapado en mi oficina y todo para darles lo mejor.
Leonela: Estoy tan cansada Heriberto... no firmé más ningún contrato para estar aquí, con usted, con nuestra hija - respiré hondo - y aun así no deja sus proyectos a un lado un solo instante... no salimos más... no hacemos nada... nada... estoy atrapado las veinticuatro horas del día, esperando la buena voluntad de mi esposo - ríe sin ganas.
Heriberto: Dios mío Leonela - pasé la mano en mi rostro saturado - soy yo quien estoy cansado de tus quejas, de todo eso que causas... estoy trabajando para darte una buena vida, para mantener tus lujos... no te pedí que te quedaras en casa, fuiste tú quien eligió eso... no yo...- hablé con rabia - ¿no puedes agradecerme y proporcionarme sólo uno momento de paz en esta vida? Todo lo que deseo es llegar a mí casa y tener paz, pero eso no es lo que sucede... usted hace un punto de infernizarme... debería amar vinir a casa, pero eso no es lo que sucede.
Leonela: Eres un maldito mal agradecido Heriberto - bromeé enojada - para ti nada de lo que yo haga es importante... nada... piensa que soy una mujer superflua, que vive de tu dinero y todavía tengo que agradecerte por eso - reí sin ganas - ven a tu casa y ten la paz que deseas, me cansé de todo eso - hablé entrando al baño y encerrándome.
Heriberto: Leonela... Leonela abre esa puerta - hablé llamando allí - no fue eso lo que quise decir, pero necesitas entender - respiré hondo - yo... tengo que ir, tengo una reunión con el alcalde, cuando llegue hablamos - salgo de allí y bajé a la sala.
Olívia: Buenos días Sr Ríos Bernal - sonríe acercándome a él y abrazándolo - ¿se va? - le besé la cara.
Heriberto: Buenos días mi hija - besé su rostro y le abracé - estoy sí, ¿quieres algo?
Olívia: ¿Me puede dar un paseo a la universidad?
Heriberto: Sí mi amor, pero tiene que ser ahora o llego tarde a la oficina.
Olívia: Ya estoy lista, vamos - hablé saliendo con él.
Le abrí la puerta del auto, la cerré y me dirigí al lado del conductor. Encendí el auto y salí de allí, yendo a la universidad.
Olívia: ¿Estaban peleando otra vez? - lo pregunté sin mirarlo.
Heriberto: ¿Has escuchado? - respiré hondo - lo siento hija mía, son cosas nuestras y te prometo que lo resolveré todo... sabe que no me gusta discutir con tu madre, mucho menos que usted escuche.
Olívia: Lo sé papá... solo quiero que todo esté bien... yo sé que ella no hace por malo, pero hay horas que mí mamá llena el saco.
Heriberto: Olivia - la miré rápidamente - ella es tu madre y si se queda en su pie, es porque quiere lo mejor.
Olívia: ¿En mi pie? ¿Es broma no es papá? Ella se quiere notar que yo existo... a no ser para quejarme de mi aspecto - rodé los ojos - sólo el Sr es quien me nota... para ella sólo existe el matrimonio y punto - dije triste.
Estacioné el auto al llegar a la universidad y la miré.
Heriberto: Sé que suena así, pero tu madre te ama Oli... te ama a su modo... tu madre siempre se preocupó por nuestro matrimonio... con nuestro bienestar... pero eso no quiere decir que no te note.
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Te Hicieron Para Mi 🍎 - Victoria y Heriberto (Concluído)
Romance- Si alguna vez creí haber conocido el amor, estaba completamente equivocado... tú me abriste los ojos... me enseñaste definitivamente que el amor es mucho más que sentir... que explicar... el amor está en lo abstracto de nuestras acciones... en lo...