Cap 08 🍎

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Me alejé un poco de él y sonreí pasando la mano por su hermoso rostro.

Victoria: Nunca fue lástima Heriberto... siempre fue empatía... fue cariño... amistad... mi humanidad... te contaré sobre mi pasado y cuánto sufrí solo... un día necesitaba un amigo que al menos me mirara a los ojos y me extendiera la mano... pero no tuve Heriberto y por poco no me quité la vida - suspiré mirándole - tuve una familia, así como tú y los perdí... primero a mi esposo le diagnosticaron una enfermedad autoinmune... hizo todo el tratamiento que debía, pero eso no fue suficiente... su propio organismo le fue destruyendo y poco a poco le dejó debilitado... nuestra hija regresaba a casa de la universidad, cuando un conductor ebrio irrumpió en el carril en el que estaba y chocó contra su auto, matándola en el acto - cerré los ojos sintiendo que salían las lágrimas - era una joven hermosa y con un futuro brillante por delante... tenía dieciocho años y cursaba ingeniería civil - sonreí triste - me quedé sin suelo Heriberto... pero tuve que ser fuerte por mi esposo... cuando supo lo que pasó, empeoró y se entregó para siempre... quince días después de enterrar a mi hija, tuve que enterrar a mi esposo... me encontré completamente loca... sola... sin las personas que tanto amaba... muchas veces pensé en acabar con todo el dolor que sentía, pero no podía acabar con mi vida... eso no era lo que querían, tampoco yo... me levanté... poco a poco volví a trabajar y convertí todo ese dolor en aliento... había gente que necesitaba mi ayuda y eso es lo que hice... recibí una propuesta y vine aquí... abrí mi clínica y algunos días estoy en el hospital... desde que te conocí vi en tu mirada un dolor conocido... la misma que una vez pasé... no estoy aquí por lástima, no lo pienses... pero... desde que te conocí siento la necesidad de estar aquí... de cuidarte... estoy haciendo lo que mi corazón pide - sonríe - lo que creo que es correcto... estoy haciendo por ti lo que no hicieron por mí... por favor no me alejes de ti... déjame quedarme... toma mi mano y permítete ser ayudado.

Heriberto: Lo siento Victoria...- lo sostuve en su mano y le acaricié - tenemos dolores similares... cada uno duele de una manera diferente... sé que no fue y no es fácil vivir con todo eso... que cada día el recuerdo y la nostalgia golpea fuerte dentro de ti y es una cosa sin fin... ahora entiendo muchas cosas... y agradecerte por todo lo que has hecho y estás haciendo por mí nunca será suficiente... nunca... tienes un poder increíble sobre mí... me hace un bien enorme... ha sido mi motivación diaria para no renunciar a todo esto... no tengo la intención de alejarte, eso nunca... no me veo lejos de ti - le estreché la mano - acepté tu ayuda desde el principio Victoria - susurré dejando salir una lágrima.

Pasé la mano en su rostro, secando aquella lágrima y le sonreí.

Victoria: No tienes que agradecerme por nada... ha hecho por mí cosas que no puede imaginar... todo ha cambiado desde que te conocí y el dolor que siento poco a poco se ha transformado... hoy ya no duele como antes... lo extraño, lo siento, y eso nunca cambia... somos compañeros de dolor y tal vez esa sea nuestra llamada - besé su mano - creo que es bueno incluso si no me aleja... yo ya no sé vivir sin ti Heriberto - hablé de una vez - me acostumbré a tu compañía... nuestras conversaciones... lo sabes... es como si te conociera desde hace muchos años... y qué bueno que nuestros caminos se cruzaron en el momento adecuado - sonríe - ahora vamos... te ayudaré a tomar un baño y después preparo una comidita bien deliciosa para los dos - le sonríe.

Heriberto: Me alegro de que al menos pueda hacer algo bueno por ti - sonríe acariciando su rostro con cariño - esa es una preocupación que no va a necesitar tenerte - sonríe - creo que ahora me dio hasta hambre - bromeé.

Victoria: Puedes ser feliz Heriberto...- le miré - hace mucho tiempo que no sabe lo que es comer algo casero, ¿no es? Te ayudaré a quitarte la ropa - susurré quitándome el abrigo y comenzando a abrir lentamente los botones de su blusa.

Heriberto: Sí - suspiré, - pero me acostumbré... la nueva realidad es así - susurré mirándola abrir mi camisa y toqué su brazo, deteniéndola por unos momentos.

Victoria: Lo sé... no hay necesidad de avergonzarse... confía en mí... está bien - acerqué mi cara a la tuya, besando tranquilamente su mejilla.

Heriberto: Confío en ti... no confío en mí - le susurré mirándola.

Victoria: ¿De qué tienes miedo Heriberto? - le solté la blusa y le toqué la cara en una caricia - es un hombre hermoso... seductor... un perfecto caballero.

Heriberto: De lastimarte Victoria... de hacerte sufrir... más de lo que ha sufrido - suspiré - soy solo la sombra de ese hombre... me siento débil... perdí peso... y otras cosas también - le dije sin mirarla.

Victoria: No me lastimarás Heriberto... no creo expectativas con nada... aprendí a vivir cada momento como tiene que ser... eres un caballero perfecto para hacerme sufrir - le besé la mano - sé lo que estás pensando... como médica... ¿siente deseo? ¿Ganas de estar con una mujer? ¿Alguna vez has pensado en eso?

Heriberto: No eres mujer en este momento... de una noche o de diversión... ninguna mujer debería ser grabada así... ustedes tienen sentimientos y eso es muy importante - le dije mirándola - es mujer para casarse... constituir familia... para ser amada y respetada... y el hombre que tenga la suerte de tenerla, será un afortunado y puede decir que el más afortunado de todo este mundo... todo es complicado Dra... vino mi divorcio y con la enfermedad no pensé en nada más que ser bueno y seguir mi vida... cuidar de mi hija y hacer lo que tanto amo... no busco mujer por placer... tan poco por diversión... para estar con una mujer tendría que ser por amor... pasión... deseo... cariño... nada de eso puede faltar... pero sin amor no sería nada.

Sonreí con cada palabra que pronunciaba, haciendo que mi corazón palpitara cada vez más fuerte. Sé que estaba alimentando algo peligroso e incluso ir en contra de mi ética profesional. ¿Pero qué hacer cuando el corazón insiste en elegir lo imposible? Después de perder a mi marido, no pensé, y mucho menos me planteé la idea de tener otro hombre. Hasta que conocí a Heriberto y poco a poco fui enamorándome de él. Su forma de ser, la persona integra que él era. El hombre encantador y lo suficientemente caballero como para no lastimarme. Respiré hondo y le sonreí.

Victoria: Lo siento por eso... me parezco a una cualquiera que me insinúe - me levanté avergonzada - en el baño tiene todo lo que necesita, puede abrir el armario... voy a preparar nuestra cena - hablé y salí de allí antes de que él dijera algo.

Me pasé la mano por la cara reprendiéndome por ese momento. No era nada de lo que quería decirle y ella se equivocó totalmente. ¿Cómo podría decirle que estaba enamorado de ella? Por mi médica... la mujer que siempre estuvo a mi lado y me dio la fuerza para seguir. No podría ser ese peso en su vida, tampoco hacerle sufrir otra vez. Poco sabía ella que estaba luchando contra todo lo que sentía. Me levanté y fui al baño. Cuando salí encontré un pantalón sudadera, calzoncillos y una blusa encima de su cama. Me vestí y me senté allí, estaba demasiado cansado para mantenerme erguido.

Después de salir de allí fui a la cocina, puse las cosas en el fuego y fui a mi habitación. La puerta del baño estaba cerrada y el agua de la ducha estaba encendida. Recogí un atuendo para él en el armario y lo dejé allí. Regresé a la cocina, terminé nuestra cena y volví a la habitación. Cuando entré estaba sentado en mi cama.

Victoria: Veo que el atuendo te dio - sonríe - tengo algunas piezas que fueron de mi esposo, espero que no te importe usarlas... mantengo todo limpio y bien guardado.

Heriberto: Imagina Victoria... soy yo quien estoy abusando - le dije mirándole - y no te preocupes por eso, te agradezco por prestarme... te prometo que te lo devolveré bien - sonríe.

Victoria: No tiene de qué... pondré la tuya para lavarla... nuestra cena está lista... traeré el tuyo y luego lo comeré... me ducharé primero - hablé yendo al armario.

Heriberto: Si no te importa te espero... puedes bañarte... al menos hoy podemos cenar acompañados... es malo comer solo, ¿no crees?

Victoria: Sí... tienes razón... es malo comer solo... prometo que no tardaré, tomaré un traje y me ducharé.

Heriberto: No tienes que tener prisa, te espero.

Continúa...

Te Hicieron Para Mi 🍎 - Victoria y Heriberto (Concluído)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora