Cap 14 🍎

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Me alejé de él sin decir nada y fui a la habitación. Cerré la puerta del baño, encendí la ducha y entré con ropa y todo. Me senté en el suelo y me quedé allí, sintiendo que el agua me lavaba todo el cuerpo... todo mi cansancio... mi frustración.

La dejé salir y fui a la habitación con Ale. Le di biberón, le cambié el pañal y me senté en el sillón con ella. La coloqué bien tendida en mi barriga y me quedé acariciando sus costitas. Poco tiempo después ella estaba dormida, rendida al cansancio. La puse en la cuna, dejé la pantalla encendida y me dirigí a la habitación. Cuando entré Victoria estaba sentada en la cama, me acerqué y me senté a su lado.

Heriberto: Amor... ella durmió - toqué su mano en una caricia - ¿tienes hambre? Puedo prepararte algo y descansas un poco, me quedo cuidando de ella - le besé la cara - ¿desde que hora ella está así? Debería haberme llamado, habría vuelto.

Victoria: Ella me odia Heriberto - hablé mirando lo nada - no importa lo que haga, ella me odia... esa tortura ha sido desde que saliste de casa... no se callaba ni un instante...- hablé enfadada - y ya no soporto eso... todos los días es lo mismo... sales, pasas todo el día trabajando y yo me quedo encerrada en casa con ella, que solo llora - dije levantándome de la cama.

Heriberto: Victoria... estoy aquí y lo sabes, puedo quedarme más tiempo en casa, podemos contratar a una niñera mi amor, lo que tú decidas lo haremos... simplemente no puede seguir así, está deprimida y lo sabe... no me deja ayudarte - me levanté de la cama y me acerqué a ella - necesita ayuda... no puede quedar así mi vida... Ale no te odia, solo siente lo que sientes y eso la está molestando - hablé con calma.

Victoria: ¿Es eso? ¿Ahora me dices que estoy deprimida? ¿Que odio a mi hija y su culpa es mía? si odiara a mi hija, habría dejado que una extraña la cuidara y no yo... estoy aquí, dando mi mejor y eso de nada vale - lo miré con rabia - no digas que estoy deprimida, no es médico para darme un laudo... no sabe nada Heriberto... si quisiera estaría en casa sin que yo tuviera que pedirlo... también es su hija... dejé mi clínica... el hospital... lo dejé todo y estoy aquí... lo hago porque la amo y no quería que una extraña hiciera lo que se suponía que debía hacer como madre... no me entiendes... no me juzgues sin saberlo... no sabes lo agotador que es para mí... y no digo cansancio físico, sino mental... ¿como tener un hombre que me juzga en lugar de apoyarme? - hablé con los ojos llenos de lágrimas - su trabajo es mucho más importante que nuestra familia Heriberto... hice planes para los dos, pero todo lo que hiciste fue correr hacia tus clientes... sus proyectos... nos quedamos en un segundo plano y estás tan ciego que no se da cuenta de lo que me está pasando... es más simple culpar a una maldita depresión, que sentarse conmigo y hablar... escúchame.

Heriberto: No soy médico, pero lo veo... estaba feliz... bueno y de la nada ha cambiado... cállate... llora escondido... está más irritada de lo normal... malo se ha estado alimentando... mírate Victoria, no te importa ni siquiera quitarte ese pijama... no me importa eso, sino tu bienestar... cada vez que te toco, esquiva... vas a dormir en la habitación de Alejandra, ¿crees que estamos bien? ¿Que soy el culpable de todo? Pasé un buen rato lejos de todo, en medio de un maldito tratamiento, del cual no sabía si saldría con vida y tú viste mi estado... tuve que volver a organizarlo todo, no puedo dejar contratos millonarios así, lo sabes... siempre que puedo estoy en casa con ustedes... amo a mi hija... no quiero juzgarte Victoria, lo siento si lo hice, pero es imposible hablar contigo... lo estoy intentando... ustedes son mi prioridad, siempre lo serán - hablé con calma - pero necesitas hablar conmigo... déjame entenderte y ayudarte con todo esto.

Victoria: Estoy embarazada Heriberto - hablé llorando - y por eso cambié... que me alejé... que estoy llorando... no sé qué hacer... no quería decírtelo, no sabía cuál sería tu reacción y ahora ya lo sabes...- hablé quedándome de espaldas a él - mi vida jamás será la misma de antes... la suya ya está intacta... no entiendes lo que siento, así que cállate, echando la culpa de todo en una depresión - hablé y salí de la habitación yendo a la cocina.

Me pasé la mano por la cara al verla salir y fui tras ella.

Heriberto: Fue más fácil cambiar y dejarme así, sin saber nada, qué decirme lo que estaba pasando? Mírame - pedí en serio - ¿crees que estoy jugando a la casita? ¿Que no me importan tus sentimientos? ¿Con nuestra familia? No soy un idiota Victoria, no tiene derecho a tratarme de esa manera... me equivoqué al pasar demasiado tiempo en el trabajo y dejarte solo en casa, pero no me equivoqué solo... debería haberme dicho la verdad... ¿cuando sucedió?

Victoria: ¡Por Supuesto! Es más fácil culpar a la idiota de la mujer que se entregó sus caricias y si quiere pensó en cuidarse - ríe sin voluntad - yo nunca dije que estaba bromeando, yo tampoco lo estoy, no soy niño y sé que el hombre que está en mi cama tampoco lo es - hablé con rabia - usted es un perfecto idiota Heriberto - sentí mis ojos marear al oír lo que él dijo - eso no te importa... ese bebé es mío y solo mío - hablé yendo a la habitación - vete... déjame sola - tomé sus cosas y te las entregué - salga de aquí... no quiero verte...- hablé sosteniendo el llanto que estaba ahogado en mi garganta.

Heriberto: Estás loca Victoria... eso sí...- hablé tomando mis cosas y poniéndolas en el sofá - no voy a salir, no voy a ir a ningún lado... esa también es mi casa... al igual que mi hijo, lo quieras o no... no te culpé por eso, por Dios - me pasé la mano por la cara - me ducharé y me acostaré, está caliente y me estoy dejando ir por eso - hablé volviendo a la habitación.

Me senté en el sofá y finalmente dejé salir el llanto. Estaba tan loca... tan perdida en toda esa confusión, que no sabía lo que estaba haciendo. Estaba enojada porque me había embarazado y aún más enojada conmigo, por caer en sus cantos y entregarme. Fui descuidada sí, ambos fuimos y ahora en mi vientre estaba las consecuencias de ese descuido. Apagué la luz de allí, dejando solo la de la cocina encendida, volví al sofá y me acosté. Cerré los ojos y lloré... lloré hasta que perdí los sentidos y me quedé dormido.

Después de bañarme, me acosté en la cama y cerré los ojos. Traté de dormir pero no pude, las palabras de Victoria sonaban constantemente en mi cabeza. Sé que nada de lo que ella habló fue en sana conciencia y sí tomada por la emoción de todo lo que estaba viviendo. Sé que para ella todo estaba siendo demasiado y le iba a ayudar con todo. Me quedé allí por un tiempo y como ella no volvió fui a buscarla. La encontré dormida en el sofá, sonreí acariciando ese rostro que tanto me encantaba y era apasionado. La tomé en mis brazos y la llevé a nuestra cama. La acosté allí, la cubrí, apagué la luz y salí.

Continúa...

Te Hicieron Para Mi 🍎 - Victoria y Heriberto (Concluído)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora